Siempre se caracterizaron las fiestas por esa falsa condescendencia, por ese mostrar al pueblo llano esa cara amable de la política, ese compadreo normal y real que existe entre los seres humanos. Al fin y al cabo, no es tanta la diferencia de criterios ni tanto el campo de lucha en políticas municipales.

A pesar de ello, siempre surgen hitos en los que la cortesía no es la misma, en la que las espadas se sacan en cualquier momento, en los que  las salidas de páginas son campo de cultivo para la crítica.

Actualmente, las fiestas ni están siendo normales ni del gusto de todos, porque eso sería imposible. La cuestión está en que cuándo es tanto lo que se cultiva, hay muchas más semillas para los gorriones, y nuestra Navidad está siendo todo un lujo para quienes quieran criticarla. Frente a dos o tres eventos para disfrutar, actualmente son tantos que no se da tregua a quienes quieran decir algo.

"Ojalá el principal tema de crítica, fuera el exceso, que no el defecto, de actos y eventos"

A pesar de ello, se nota la tímida oposición, la escasa crítica, y eso es algo loable, porque lo cierto y verdad es que no hay respiro para tanta actividad. Y en esa línea, sería bueno una crítica en la que se pidiera la misma intensidad para todo el año, para los carnavales, la feria, los patios, el verano, etc. Y ojala, que por fin, en esta ciudad, el principal tema de crítica, fuera el exceso, que no el defecto, de actos y eventos.

La magia se ha realizado, y en ocasiones, la ciudad, tanto en el centro como en el extrarradio, rebosa de esa ilusión perdida que nos abandonó hace algunos años. No hay culpables, ni responsables, pero por primera vez en tiempo, hay ilusión, ilusión por ver calles llenas, por tener ganas de pasear, comprar, brindar y responder a los eventos que se organizan, y eso, gracias a Dios, ni tiene siglas ni colores.

Solo sería bueno la despolitización, el disfrutar de lo que hay, y sobre todo, el unir esfuerzos para que la ciudad que un día fue la locomotora de la bahía se convierta en las lanzaderas de un futuro mejor.

Así, de esta forma, gusto da ver a todos los portuenses que nos representan disfrutando de lo mejor que tienen las fiestas, que es la ilusión de quienes, conservando la inocencia, solo entienden de lo bonito que es vivir.