De cuando en vez aparecen directores de cine que se convierten en estrellas rutilantes, auténticos iconos, con películas muchas de ellas de culto. En estas líneas hablo de un realizador que ya está en el Olimpo del cine: Quentin Tarantino, un hombre con estilo propio cuyo cine bebe de fuentes diversas, el western, las películas de Kung fu, el género negro y para quien la música tiene una gran importancia.
Primera y última de Tarantino
Tarantino es un director, productor, guionista, editor y actor de cine nacido en Tennesse (EE.UU.) en 1963, y tiene en su haber nueve películas. Prontamente elogiado por la crítica, ha gozado también del favor del público que lo ha convertido en un cineasta venerado que además resulta clamorosamente comercial. En la sección de hoy me referiré a la primera y la última de sus películas. Tarantino a ha declarado que tras esta última entrega no va a dirigir más cine ¡Ya veremos! Ojalá que no sea así. La primera de sus obras fue Reservoir dogs (1992), una cinta de gran intensidad, muy visual, psicológica, violenta, de confección ‘noir’ y muy bien realizada. La última, Erase una vez en Hollywood (2019), tiene un corte diferente a lo que es tradicional en nuestro director. Es una obra de añoranza, empatía y amor al Hollywood de hace medio siglo.
RESERVOIR DOGS (1992). Una banda de ladrones y asesinos profesionales es contratada para efectuar un robo de diamantes en una importantísima joyería. Cuando están dando el golpe resulta que la policía ya está allí, incluso antes de que suene la alarma. Quentin Tarantino, con este film apunta ya la que será su línea de sangre, fuego y delirio, en su cine posterior. El guión del propio Tarantino es excelente y muy bien tejido.
Tiene una contundente banda sonora de varios autores. Cuenta además con una puesta en escena muy medida y un montaje nada convencional, con saltos adelante y atrás, flashbacks que nos hacen conocer a los personajes, lo cual ayuda entender mejor la narración. El reparto es brillante, con actores de gran talento todos, a cual mejor.
Además, es digno de resaltar que al ser una producción modesta, estos astros de la interpretación se avinieron a cobrar por debajo de su caché para hacer posible el rodaje. Es una película de hombres. El cuadro actoral cuenta con Tim Roth (interpretación agónica de un gigante), Harvey Keitel (muy bueno, carismático), Steve Buscemi (magnífico), Michael Madsen (admirable señor Rubio) y otros, todos sobresalientes. Es una de las mejores “ópera prima” del “cine independiente” americano de los años noventa.
Tarantino, que era un desconocido, sorprendió con este violento thriller de acción contenida, pero con una emocionante trama, diálogos sagaces y de un ingenio arrebatador, por momentos sutiles, por momentos revestidos de un bestial sentido de humor negro. Película poderosa, tensión acompañada del gran poder de sus imágenes y una estética que homenajea el genuino espíritu de los setenta. Película, en fin, imperdible y ya, película de culto.
ERASE UNA VEZ EN HOLLYWOOD (2019). Quentin Tarantino hace en esta película un repaso a artistas, personajes de la vida social, música, películas, series de TV y otros episodios vinculados a los grandes estudios cinematográficos del Hollywood de los años sesenta.
Una re-creación que libera al pasado de su encierro y lo muestra al espectador con gran sabiduría y excelencia de estilo. Depositaria de una época que se disipa, Tarantino fagocita el tiempo y lo hace ondear como una bandera espiritual que está en la mente de cuantos vivimos aquel tiempo dorado. Un retorno a la capital del cine que transitaba en 1969 de lo viejo a lo nuevo.
Para abordar esta historia, Tarantino se inventa dos personajes que vienen del viejo cine, un hombre que dobla escenas peligrosas (Pitt) y un actor decadente que hace de malo en westerns de segunda o alguna serie de TV (DiCaprio). Añade también la presencia de la tristemente famosa actriz Sharon Tate (Margot Robbie), que fuera esposa de Roman Polanski, y a la banda criminal de Manson, de lamentable recuerdo. Tarantino sabe sacar y desarrollar de forma espectacular los ya superlativos carismas de Brad Pitt y Leonardo DiCaprio, que son quienes sostienen la película. La cinta es técnicamente admirable y su tratamiento absorbente.
El guion está confeccionado más de imagen, de miradas, silencios o gestos, que con los alambicados diálogos a los que Tarantino nos tiene acostumbrado. Esta novena y última entrega de Quentin es empatía y amor a aquella época dorada del cine. Tiene muchos momentos brillantes, humor, violencia (pero menos que en otras cintas suyas) y encierra tanta historia y tan bien contada, que es sin duda una película de las muy buenas.