David Calleja.- Vivimos en un mundo donde es lícito y todo el mundo tiene derecho a opinar, vivimos en un mundo donde no analizamos lo que hace uno mismo, y sí lo que hacen. Y es más decir lo que deberían hacer los demás... esos seres iluminados que se creen en posesión de una verdad que está desfigurada por la conveniencia, la frustración, y sobre todo la envidia.

La envidia siempre fue mala consejera, y sobre todo mala compañera en un mundo donde los derechos de cada quien muchas veces se anteponen a la realidad o la necesidad del cargo o la función que estas desempeñando, en un mundo donde muchos van contando los días para no trabajar  o estar de baja. Ojo, que están en su derecho. Yo este año al igual que el año pasado no tendré vacaciones, ni las necesito... y sin tener un solo día libre llevo más de 500 días. Pero también es cierto que todo esfuerzo tiene su recompensa y quizás sea por ello que yo tengo la mía.

Quizás por esa intensidad por esas ganas de luchar por ese empeño en pensar y estar seguro que las cosas pueden mejorar. Y por ello mi SUEÑO se cumplió hace ya más de un mes. Y si analizara este trayecto no mentiría si no dijera que es tremendamente complicado en algunos momentos... casi agotador, pues mi jornada laboral se extiende desde que amanece hasta la madrugada del día siguiente... y no miro el reloj ni las ocho horas diarias legales porque realmente no me importa porque para que mi sueño se cumpla dispondré de todo el tiempo que sea necesario aunque a estas alturas aún ni he pisado mi añorada playa y tengo casi abandonada a mi familia y amigos. Que el amor ya no existe en mi vocabulario porque ahora mi ciudad me necesita y se me pasan los días y hay momentos donde las cosas salen bien y entras en una felicidad desbordante y otros donde los problemas se esconden a la vuelta de la esquina... pero realmente no importa.

Y esto no es un valor solo mío sino del gran equipo que tengo, entero y por completo, gracias a mis técnicos al personal municipal que si están que sí se involucran, que están ilusionados, que poco a poco creen en este sueño y en despertar esta ciudad dormid. A la contra está esa gente que intentó llegar y no lo consiguió y tienen todo el tiempo del mundo para solo buscar un fallo o las personas que tratan de encontrar un minuto de gloria por un artículo tras la frustración de  a sus espaldas donde su único argumento es tratar de burlarse o tratar de herir con algo que yo tengo más que superado... porque yo soy como soy y solo lo que soy gracias a como nací, me crie y me desarrollé. O esas personas que se consideran abanderados de colectivos y no se dan cuenta que en su colectivo hay grandes problemas, realmente esa gente no me importa, me importa la gente que comparte y aporta, no la que trata de tapar mil defectos bajo el lema de derrotistas y cuando se da la vuelta a la tortilla son incapaces de reconocer la mejoría en algunos momentos.

Porque lo cierto es que ellos no contaron con el favor de la ciudad y muchos de ellos ni siquiera con el cariño, y yo he llegado a donde he llegado gracias a quien soy... hay personas que para ser alguien necesitan un cargo y cuando ese cargo termina vuelven a ser lo que fueron; más bien poco. Hay algunos de ellos que ni siquiera se acercan al cargo...

Yo cuando esto acabe seguiré siendo querido, y por algunas personas criticado o envidiado, pero no seré DAVID CALLEJA gracias a un cargo sino gracias a mi trabajo de toda una vida a mi ciudad.

Trabajar, soñar y faltarme horas en el día es mi preocupación. Pobre de aquel que tiene tanto tiempo libre en buscar la paja en el ojo ajeno y no lo invierte en ayudar o colaborar.

Yo sigo feliz, tremendamente feliz, porque en un mes noto el cariño, la ilusión y la respuesta masiva de la gente en la calle... y seguiré así día a día porque las cosas van a mejorar sí o sí. Y no es cuestión solo de ganas y cariño, es cuestión de saber de entender y de preocuparte, no buscando el bien propio o el de unas siglas sino el de la ciudad.

Así que alcen las banderas que quieran que yo me se defender a mi manera, con mi trabajo, mi creatividad, mi profesionalidad, mi equipo y el mejor jefe que se pueda tener.

Yo tenía un sueño y la ciudad hizo que ese sueño se cumpliera porque está seguro de que mi sueño es lo mejor para esta ciudad. El que no lo quiera entender es que no sabe perder.