La escena, captada anoche por vecinos de El Puerto de Santa María, parece sacada de una serie policiaca. Pero fue real. Dos narcolanchas llenas de garrafas de combustible aparecieron navegando en el río Guadalete, muy cerca de la avenida de la Bajamar, junto a la terminal de catamaranes y en plena zona urbana. A plena luz del día, y ante la mirada atónita de varios transeúntes, uno de los ocupantes llegó a lanzarse al agua al detectar la presencia policial.

El operativo culminó con la incautación de numerosas petacas de gasolina que habían sido escondidas en un barco pesquero atracado en la zona. Los agentes siguen investigando si este caso guarda relación con otras actividades similares detectadas en puntos clave de la Bahía de Cádiz.

Uno de esos puntos críticos es Sancti Petri, en Chiclana, donde este mismo miércoles se grabó a al menos tres individuos realizando un repostaje marítimo de una lancha semirrígida de 12 metros de eslora. Las imágenes, difundidas por la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), han vuelto a encender las alarmas.



Desde AUGC denuncian que “Chiclana es el epicentro de las narcogasolineras”, con repostajes diarios tanto de día como de noche, sin excepción. “La impunidad con la que operan es la vergüenza de la lucha antidroga a nivel continental”, afirman con contundencia.

Hartazgo entre los agentes y preocupación entre los vecinos

El hartazgo entre los guardias civiles es palpable. Según el sindicato, los efectivos desplegados en la provincia trabajan “con impotencia y sin los medios adecuados”, mientras la actividad del narcotráfico se intensifica. Lamentan el mutismo del Ministerio del Interior y la Dirección General de la Guardia Civil, a los que acusan de no afrontar el problema con decisión.

En paralelo, también en la madrugada del jueves, se desarrollaron nuevas actuaciones contra 'petaqueros' en Chiclana y Rota, saldadas con dos detenidos, cinco embarcaciones intervenidas y más de un centenar de garrafas requisadas.

Mientras tanto, en El Puerto, crece el malestar vecinal por la sensación de inseguridad en zonas frecuentadas por familias, turistas y usuarios del transporte marítimo. “Es surrealista ver esto tan cerca del centro”, apuntaba un residente que grabó parte de la escena desde el paseo fluvial.

Los expertos advierten que, si no se frena esta escalada, los cauces y costas de la provincia podrían convertirse en puntos habituales de abastecimiento del narco, alterando no solo la seguridad, sino también la imagen de localidades como El Puerto, que viven del turismo y la actividad náutica legal.