La maestra portuense Ana González Herrera, que ha recibido varios premios a lo largo de los más de veinticinco años que lleva dedicada a la docencia por su implicación y su capacidad de crear contenido educativo, apuesta, un año más, porque se implante en el proceso de oposiciones a docente el movimiento ‘Oposiciones vitales’, que pretende crear una red de acompañamiento y humanidad alrededor de estas pruebas.

“Atender al opositor desde el punto de vista emocional, acompañar, respetar y atender con el máximo cuidado y cercanía a quien se enfrenta a este proceso, sin olvidar que es un proceso objetivo y riguroso para obtener una plaza como funcionario a la administración pública” es el fin de este movimiento, que puso en marcha la maestra portuense hace unos años, pero que acabó desvirtuándose.

Este movimiento se basa “en tener un detalle con los futuros maestros; poner una frase que les anime a hacer un buen examen; preparar espacios o aulas para crear un ambiente tranquilo y de relajación para poder presentarse a las pruebas; crear una zona de desayuno donde puedan encontrar té, café, infusiones, frutos secos y algo de picoteo, porque entendemos que son momentos de nervios y hay quien acude incluso sin desayunar o comer nada”, son algunas de las actuaciones que contempla este proyecto, y que Ana González ha puesto en marcha distintos años en el tribunal en el que tocaba participar. Por otro lado, confirma que “preparo una sala para los familiares o acompañantes, para que tengan un lugar dentro del instituto donde puedan esperar, porque es una época de mucho calor, puesto que las oposiciones se realizan a finales de junio y principios de julio”, cuidando cada detalle.

Además, explica a El Puerto Actualidad que “a partir del primer examen, cuando llega la etapa de llamamiento, es decir, la parte oral, yo hacía un detallito para cada participante con una frase de empoderamiento educativo”, ya que considera que es importante que sientan que es una fase más de su etapa vital y no una prueba que tengan que llegar a odiar, porque puede que tengan que repetirla durante varios años hasta conseguir su objetivo.

Las opiniones de compañeros y opositores avalan la eficacia y aceptación de este sistema. Las distintas actividades propuestas por Ana González o sus publicaciones en redes sociales han tenido gran apoyo y han sido muy aplaudidas, porque los resultados sin duda, se han podido comprobar en el momento, ya que cambia la actitud de la persona que se presenta ante un tribunal para conseguir su plaza.



La portuense confirma que, los años que ha puesto en marcha ‘Oposiciones vitales’, “fue un movimiento que se viralizó por redes sociales y tuvo gran aceptación, e incluso traspasó las fronteras de la provincia de Cádiz”, donde trabaja. Es más, en la última convocatoria, confirma que “hubo mucha gente que se puso en contacto conmigo, incluso futuros presidentes de tribunales, que me pedían que les contara cómo llevaba a cabo este proyecto en mi tribunal”. De hecho, Ana González publicó en 2020 un manual de oposiciones vitales, que incluso enviaba a muchas personas que se lo solicitaban, para que conocieran el sentir del mismo y pudieran implantarlo con efectividad.  

Pero la gran aceptación de este proyecto también provocó una fractura en el mismo. “También hubo quien lo desvirtuó e incluso consiguieron que fuera muy criticado, porque lo convirtieron en un circo, una fiesta con globos, photocall, etc”, alejándose mucho del objetivo primigenio que le dio esta maestra portuense a ‘Oposiciones vitales’.

La portuense está empeñada en no permitir que su proyecto caiga en el olvido o siga siendo algo que no pensó que fuera, por lo que confía en que este año, cuando se repite el proceso de oposiciones “el movimiento vuelva a ser ese proceso de acompañamiento emocional, respeto a los opositores, de resiliencia, pero sin que sea un circo o una fiesta”. Porque como bien recalca, “este es un proceso riguroso de obtención de una plaza, pero no quita para que no se pueda poner el foco en la gestión de la parte emocional, para cuidar a quien se va a dedicar a trabajar con niños y niñas”.

Por ello, el objetivo que se ha planteado a corto plazo es “poner el movimiento de nuevo en el foco, hacerlo potente, que se instaure en todos los procesos de oposiciones, pero sin excesos, sin extravagancias. No se trata de que brille el tribunal por lo que haga o deje de hacer, sino que lo haga el opositor”.

Ana González no quiere que se ponga el foco en su persona, porque entiende que este proyecto debe brillar con entidad propia, sin que haya detrás un referente, un nombre propio. Pero lo cierto es que esta maestra se supera cada año, con cada proyecto al que hinca el diente, porque siempre intenta mirar por sus alumnos y por la mejora del sistema educativo, con sus proyectos, sus cuentos, sus recursos educativos o sus herramientas.