Mientras paseo por la gran Plaza de España, me fijo que se ha engalanado para recibir el Corpus Christi, desde que mi lugar de residencia es esta ciudad, mi acercamiento a este tipo de eventos va creciendo.
Creo que todos tenemos periodos de acercamiento, indiferencia, integración o veneración hacia la religión que profesamos, y a veces hasta practicamos, y yo tengo que reconocer que profeso, aunque no practico como debería.
A pesar de eso, la diferencia en que se viven aquí los acontecimientos religiosos me atrae y acerca más a una iglesia a la que antes acudía con menos frecuencia. La forma de vivir la religiosidad me parece cercana, y me gusta.
Mientras tomo mi café sentado en uno de los bares de la zona, soy de costumbres y suelo sentarme siempre en el mismo, La Aurora, observo la zona engalanada, las banderas, los tapices, el exorno, un bello espectáculo para la vista, y que hace que algunos turistas, yo ya no me considero así, se detenga para hacer fotos y disfrutar de la vista.
La propia Basílica parece tener otro color, y la encuentro más bella, y es que, esos detalles son los que ayudan a que las ciudades sean más atractivas para vender su imagen.
Supongo que habrá personas que no opinen como yo, que critiquen el exorno y crean más conveniente destinar los fondos a otros menesteres, sin embargo, entiendo que una cosa no quita la otra, y que todo es necesario y bueno. De momento, veo un acierto que esté tipo de festividades se vean engrandecidas, y me confirman que es el propio ayuntamiento el que tiene este proceder.
Pensaba que era la propia Iglesia la que se encargaba de adornar la Plaza para su fiesta grande, sin embargo, aplaudo que sea el sector laico el que proceda, pues al fin y al cabo, considero que es la propia ciudad la que gana fomentando esta festividad.
Termino mi café mientras observo las cigüeñas sobre la basílica, y con la vista recorro el entorno, no pensaba salir este domingo, y sin embargo, la alegría de la vista, me impulsa a salir a la calle y disfrutar de esta bella ciudad.