“Misión imposible” en sus diferentes entregas, tiene un lejano origen televisivo, aquella serie que en 1966 creara Bruce Geler y dirigiera Bruce Kessler inicialmente. Tuvo 171 episodios de 50 minutos cada uno, cargados de suspense, espionaje, frenesí, y la omnipresente banda sonora de Lalo Schifrin.
A propósito, comentaré tres de los diversos títulos de esta franquicia: Misión imposible: trampa mortal - parte primera (2023), de C. McQuarrie; Misión imposible: Fallout (2018), de C. McQuarrie; y Misión imposible (1996), de B. De Palma.
Con unas fuerzas oscuras del pasado de Ethan acechando, comienza una persecución alrededor del mundo. Se juega el control del destino de la Tierra. Enfrentado a un enemigo misterioso y todopoderoso, Ethan se ve forzado a decidir que nada es más importante que su misión, ni siquiera las vidas de quienes le rodean.
Genial película de acción escrita y dirigida por Cristopher McQuarrie que pone toda la carne en el asador para atraer a las salas de cine a los espectadores ávidos de una experiencia cinematográfica memorable, una experiencia llena de adrenalina y entretenida. Y Cruise que no se deja doblar.
Esta cinta sabe sacar lo mejor del cine de espías clásico (con persecuciones, localizadores, máscaras y bombas de humo); y una trama que algunos de nuestros temores más actuales: un enemigo invisible, un ser poderoso y perverso.
Además, Tom Cruise sigue teniendo la aprobación y el apoyo de McQuarrie, que repite por tercera vez tras las cámaras (después Nación secreta y Fallout), para seguir poniéndose a prueba con secuencias cada vez más delirantes en las que arriesga mucho.
Y sobre todo la osadía de haber dividido el argumento en dos partes, pues la historia solo queda planteada después de 163 minutos de visionado: ¡tela!
Hay un regreso a lo analógico y una posición: hay que parar los pies a "la Entidad", una IA autoconsciente que evoluciona y tiene la capacidad de penetrar y corromper los más complejos sistemas de seguridad.
Todo aquel que conoce su existencia anhela controlarla para usarla como arma. El único que parece incorruptible y persevera en su deseo de destruirla para evitar males mayores, es el intrépido Ethan Hunt. Pero no puede utilizar Internet ni ningún sistema online rastreable y accesible a la Entidad. Esto le llevará a enfrentarse a los fantasmas de su pasado y a un enemigo importante.
Reparto de lujo con Tom Cruise presidiendo el filme y un elenco estupendo con un Hayley Hatwell sensacional, Simon Pegg, Ving Rhames, Rebecca Ferguson, Vanessa Kirby, Esai Morales o Henry Czerny. Una música genial de Ñorne Balfe y enorme fotografía de Fraser Taggart.
Carta de amor al cine de acción de la vieja escuela en toda su dimensión. Lo más importante es ver a nuestro protagonista realizando toda clase de complejas proezas.
En ella se alzaprima la figura de los actores y del trabajo dramático, de modo que no sólo sean disparos o persecuciones por ciudades diversas; también importa la representación actoral, un ramillete de sentimientos en sazón, un entramado de relaciones complejas y dignas que no pasan inadvertidas entre la violencia y la espectacularidad.
O sea, además de ruido y furia, hay romance y besos, incluso con la sexy Viuda Blanca. Igualmente es una superproducción de acción en la que se equilibran las siempre hiperbólicas escenas acrobáticas, con unas notas de humor que no parecen interferencias extemporáneas.
También está adobada con pinceladas de emociones maduras que mantienen un interesante peso sensitivo. En esta película, por vez primera, se hacen notar los signos de madurez de un Tom Cruise que ya ha cumplido los 56 años y se mantiene en perfecta forma.
Acertada dirección de Christopher McQuarrie, junto a un guion de su autoría y de Bruce Geller, que sitúa el estudio de los personajes paralelos a la acción. Excelente música de Lorne Balfe (que no olvida la sintonía de Schifrin) y una gran fotografía de Rob Hardy. Lo cual hace a una de las cintas de acción más deslumbrantes, dentro del género del blockbuster de infarto.
En el reparto un sorprendente e inconmovible Tom Cruise que da el do de pecho con holgura y eficiencia interpretando a Ethan Hunt de una manera muy física. Junto a él su equipo IMF con un estupendo Alec Baldwin, muy bien Simon Pegg y un Ving Rhames convincente; otras conocidas actrices como Michelle Monaghan (el amor de Ethan, su esposa y su absoluta entrega: su Dulcinea) y Rebecca Ferguson (el elemento romántico de Ethan).
La mezcla de fragilidad y fortaleza equilibran fabulosamente la lírica y la épica. Acompañan sintónicamente Henry Cavill, Vanessa Kirby o Angela Bassett y otros, conjuntados en una lucha contra el tiempo.
En la trama se dan diversos caminos narrativos y conexiones de espionaje, si bien todo ello es un brillante “macguffin” que hace que el espectador lo pase bien viendo cómo los protagonistas pueden alcanzar su aparentemente “imposible” objetivo, arriesgando su vida en cada minuto de un metraje suicida.
En este film el héroe Hunt es un héroe trágico y por vez primera vidrioso, que ha sido superado por las circunstancias y que se encuentra sumido en un desfallecimiento. Pero con la determinación de un kamikaze que literalmente se juega la vida para ofrecer un espectáculo decisivo explotando el vértigo del público.
Fallout (caída) es una palabra que suele referir las consecuencias imprevisibles de cualquier catástrofe, como a la virulenta regularidad de la lluvia radiactiva. Película que habla de lo inaudito como algo probable, constantemente en el borde entre lo imposible y lo poco creíble.
Pero lo que importa es la calentura, la pérdida de mesura, un cine de acción grave a fuerza de negar la ley de la gravedad. Una carrera que no se sabe bien hacia dónde se dirige, como quien celebra el vacío de un peligroso precipicio. Muy entretenido, sobre todo porque la cosa se resuelve en el último segundo.
Deben también capturar al espía enemigo infiltrado que pretende robar el disco que contiene una lista secreta de agentes de Europa central o Lista Noc. Lo que ignoran es que la CIA, convencida de que en el comando hay un topo infiltrado, ha enviado un segundo equipo con la misión de corroborar que todo ocurre según lo previsto y detener cuanto antes al detective traidor.
Esta fue la primera entrega de la pentalogía basada en la serie homónima de televisión de los años sesenta y setenta, con Tom Cruise en el papel principal.
Lo mejor que se puede decir de ella lo escribió Boyero: "De Palma ha conseguido un divertimento frenético e inmediatamente olvidable". Y es gran verdad. Se olvida fácilmente, entre otras porque el espectáculo está estropeado por un farragoso guion”.
Ni el irregular Brian De Palma en la dirección, ni menos el guion, consiguen reflotar esta película. De Palma firma uno de los esperpentos más sobrevalorados de la pasada década pasada al que le falta de todo: garra, tensión, intensidad.
Hay muchos giros plan ruleta rusa, bromas sin gracia de los secundarios, planos cortos para parecer moderno y datos inasimilables que importan un comino al respetable, secuencias mediocres. Un producto por el cual pronto se pierde el interés.
Lo que medio se mantiene a flote son la conocida música de Danny Elfman, que contiene el sustancioso tema de Schifrin; tampoco está mal la fotografía de Stephen H. Burum.
Igualmente, el montaje es excelente, a veces un buen montaje puede medio salvar una cinta. Por ello fue nominada por Satellite Awards precisamente a mejor montaje.
Pero lástima de reparto con actores y actrices de primera línea encabezado por un Cruise perdido en el monumental lío de película, lejos de sus mejores interpretaciones. Emmanuelle Béart (compañera poco afortunada en su papel de “femme fatale”), el gran Jon Voight (deficiente), Jean Reno (poca garra), Vanessa Redgrave (siempre hermosa pero ineficiente), mi amada Kristin Scott Thomas (da lástima verla en este esparragal); y otros como David Schneider o Emilio Estévez.
Algunos la consideran una referencia de espías de los años noventa. A mí me parece un pastiche indigesto que no en vano fue nominada a los Premios Razzie como Peor película.
Aunque hay que decir, no sin cierto rubor, que fue un éxito de tequilla y recaudación. Pero esto no basta. Hay obras cimeras que resultaron un fracaso comercial. Comercio y calidad estética no siempre van de la mano. Pero el tiempo se encarga de poner cada cosa en su sitio.
Es, en suma, una película de acción sin valor cinematográfico, para lucimiento de Cruise que en sus recursos técnicos recuerda al Dr. Gadget. Mucho fuego de artificio y acción sin sentido.