Hoy la protagonista es la Alhambra de Granada, una de las joyas de nuestro acervo cultural en Andalucía. Hablaré de dos películas: Los constructores de la Alhambra (2022), de Isabel Fernández; y Enrique Morente sueña la Alhambra (2005), de Sánchez-Montes.
Es muy satisfactorio para mí, que he vivido la mayor parte de mi vida en Granada, haber podido ver este documental, con elementos de dramatización, centrado en esta joya que es la Alhambra, reducto último, como es sabido, de la dinastía Nazarí. Un tesoro de la arquitectura de los volúmenes, de espacios abiertos y cerrados alternando, lugares maravillosos como los Palacios o el Generalife.
Granada está inescrutablemente unida a este maravilloso monumento que se alza sobre la ciudad. Y es siempre un recreo para los que hemos vivido aquí, entrar y pasear por entre sus bosques y muros y admirar tanta belleza que tenemos a escasos minutos de nuestras viviendas o lugares de trabajo.
El documental arranca en 1340, cuando el Reino de Granada se sabía asediado. El tal reino por aquel entonces comprendía las actuales provincias de Granada, Almería y Málaga, más el istmo y peñón de Gibraltar. Estaba condenado a desaparecer tras la derrota de la batalla del Salado. Batalla crucial del último periodo de la denominada Reconquista entre las fuerzas de Castilla y Portugal, que derrotaron a los benimerines, último reino magrebí en la península Ibérica.
Yusuf, Sultán de Granada, inicia la construcción de un edificio que refleje el esplendor de su civilización y desafíe al olvido: los palacios de la Alhambra.
Su visir (o asesor político del monarca), Ibn al-Jatib (Amr Waked), quien fuera poeta, filósofo y genio adelantado a su época, participa en este grandioso reto, a la vez que la Europa musulmana va cayendo en una especie de “canto del cisne”.
Esta película-documental (ficción con elementos de documental o una no-ficción con un gran peso dramático) se inspira en las crónicas del siglo XIV, escritas por el visir de los Reyes de Granada, Ibn al-Jatib, interpretado muy bien por el actor egipcio francés Amr Waked. Hay otros intérpretes como Adil Koukouh o Sofian El Benaisati, entre otros.
Esta mixtura de filme y documental está bien llevada, con todo tipo de explicaciones sobre la cultura islámica de 1340, cuando sabiéndose asediado el Reino de Granada, y dado que su destino era desaparecer, Yusuf I, el Sultán de Granada, emprende la construcción de un edificio que refleje su esplendor y deje una huella indeleble.
Ibn al-Jatib (Waked), hombre muy ilustrado toma las riendas del proyecto para llevar a cabo una empresa de colosal desafío: que la Alhambra permanezca como un baluarte islámico para la posteridad.
Pero muerto el Sultán, su hijo Muhammad V hereda el trono y lo involucra en las nuevas políticas de su reinado. El visir se debate y se estrella entre las ideas de su antiguo mundo y uno nuevo que está surgiendo.
La Alhambra merece ser conocida más a fondo sobre su construcción y sobre los hombres que la hicieron posible. Esta cinta de Isabel Fernández, a caballo entre la ficción y el documental, lo consigue de manera óptima.
Además de recorrer todos sus rincones, palacios o jardines de forma muy instructiva, el filme es bonito de ver, instructivo y muy aleccionador sobre la historia e incluso los usos y costumbres de unos musulmanes cultos e incluso místicos, lo cual podemos ver en las escenas sobre los sufís.
Una magnífica dirección de la barcelonesa Isabel Fernández, con un guion suyo y Margarita Melgar, que es, amén de bien llevado en sus aspectos históricos, también está bien desarrollado en su vertiente dramática con personajes muy creíbles.
La propia Fernández dice querer reivindicar a Ibn al-Jatib (Waked), personaje histórico prácticamente desconocido, posiblemente la figura literaria más importante del Siglo XIV en la Península Ibérica.
Ibn al-Jatib ejercía de poeta, narrador, diplomático, político, y lo denominaban "el visir de las dos vidas", porque al tener insomnio, por las noches continuaba escribiendo. Al parecer, todo cuanto sabemos de la Alhambra en esa época se lo debemos a sus escritos y testimonios.
Como afirma Fernández: “Era una especie de Maquiavelo y en los reinos cristianos se lo llamaba el ‘moro sabidor’”. Al-Jatib se rodeó de los mejores intelectuales, artistas, poetas y pensadores de la época, lo cual que poca gente de gobierno solía hacer.
A modo socio-antropológico, en este documental descubrimos cómo era la vida diaria en la Alhambra, las intrigas de la corte, el papel de la mujer en la cultura nazarí, y los principales avances culturales, médicos, artísticos, paisajísticos que hicieron de la Alhambra la ciudad más avanzada de su época.
Ello incluye la historia de sus famosas cúpulas y la de la fabulosa decoración caligráfica que cubre sus paredes. Los muros de la Alhambra están llenos de decoración que son normalmente poemas de alabanza a los reyes Nazaríe, alabanzas a Dios, extractos del Corán, etc. Una frase se repite: "wa lâ galibun Îlâ Allah", que significa: "Sólo Dios es Vencedor".
En el documento vemos repetida la idea de que todo cuanto existe es voluntad de Dios, lo que tiene que ver con observar la obra del Creador e intentar emularlo. Y es más que probable que aquella gente hiciera un esfuerzo titánico para encontrar la fórmula de la belleza perfecta, lo cual consiguieron.
Sin duda la protagonista de esta obra es la Alhambra (al-hamra, la roja, por el color ferruginoso de la arcilla roja que recubre sus muros), y la cámara va recorriendo sus partes y elementos principales de forma acertada y creativa. Así, Los Palacios Nazaríes y sus tres edificaciones: El Mexuar, Palacio de Comares y el Palacio de los Leones, lugares que sirvieron de residencia de los Sultanes, además de desempeñar funciones administrativas
Especial detenimiento hace la cámara en la torre de Comares, ocupada por la sala de los Embajadores, donde se encontraba el trono y se realizaban las recepciones oficiales. Los muros ricamente ornamentados con inscripciones decorativas coránicas y ornamentado con bellos poemas, pues la poesía estaba muy arraigada entre los pensadores y maestros musulmanes de le época.
Primerísimos planos y barridos de cámara sobre los zócalos alicatados, yeserías (conchas, flores, estrellas), paños, mocárabes, celosías de madera y vidrieras de colores llamadas “cumarias”, de ahí el nombre de la torre. Y en lo alto los siete cielos del paraíso musulmán, las siete tierras, los siete mares y las siete divisiones del infierno.
Importante en este recorrido son también el Patio de los Leones, un patio que rodea Los Palacios compuesto por una fuente de mármol blanco circular rodeada de 12 leones. El Partal, una de las edificaciones más antiguas del monumento, compuesta por un embalse, un pórtico con cinco arcos y una torre-mirador. Y el Cementerio Real o Rauda, el único cementerio de los dos que había, que se conserva en la actualidad.
También hay bellas imágenes de los jardines del Generalife, espacio de recreo de los sultanes con sus jardines, patios y huertos perfectamente cuidados. Y la Alcazaba, la parte más antigua del monumento que se utilizaba como defensa ante los ataques.
No podía faltar la panorámica de la Alhambra en su conjunto vista desde la Plaza de San Nicolás, al otro lado del río Darro, el Paseo de los Tristes por medio, un enclave único para un visionado general del monumento.
Entre la ficción y el documental, el título de Isabel Fernández muestra la Alhambra de Granada como nunca antes. Lo cual es de agradecer, por cuanto de divulgativo e ilustrativo tiene esta obra.
Publicado en ENCADENADOS.
El retrato de la “fortaleza roja” (Alhambra) pasa por las cuatro estaciones. Las sensaciones que produce, por ejemplo, el otoño en el bosque del monumento granadino son traducidas a cante, baile y música por Morente, Israel Galván y Pat Metheny.
Juntos interpretan los temas Donde habita el olvido, inspirado en el poema de Luis Cernuda; y El agua ensimismada, de María Zambrano. De la voz de Enrique surge un especial retrato audiovisual de La Alhambra, emblema de la Granada nazarí.
Enrique Morente ha sido y sigue siendo considerado uno de los artistas flamencos más emblemáticos. El cantaor acompaña a un grupo de amigos a visitar el monumento, una de las maravillas arquitectónicas españolas, a través de un recorrido especial.
La bailaora Estrella Morente, la coreógrafa Blanca Li, el maestro de la guitarra Juan Habichuela o el archiconocido Tomatito son solo algunos de los amigos que acompañan a Morente en su camino.
Esta película documental fue muy reconocida entre los círculos del flamenco y del arte granadino, además de ser premiada como mejor película del año por la Asociación de Críticos de Flamenco en 2005.