Pese al atractivo de los toros y el Puro latino, El “Tartufo” de Moliere, consiguió arrastrar hasta el teatro al público más fiel dando así comienzo al XXXI Festival de comedias. Apurando la apertura de puertas de Teatro Pedro Muñoz Seca hasta muy poco antes de comenzar la obra, rápidamente se llenó el patio de butacas que vibraba al son de los abanicos que hacían extrañar y mucho, el patio del Colegio San Luis Gonzaga, histórico emplazamiento del festival.

Con más de diez minutos de retraso comenzó la comedia y fue entonces cuando Pepe Viyuela y el resto del elenco de Tartufo cumplieron su función. Más de sonrisa que de carcajada, la adaptación del clásico mezclaba elementos de su época con elementos actuales. Del verso al Tik Tok y del Tartufo al personaje del propio Pepe Viyuela, pasando por un semidesnudo femenino y el personaje de una criada que ponía el tono el tono actual a la historia.



Destacó la magnífica iluminación y quizás faltó un mejor sonido, culpa del teatro en sí más que de los actores, de cuyas bocas a veces, dependiendo del punto de la sala, se perdían ciertas palabras y expresiones.

Con pasos del clásico a la actualidad en distintos puntos de la obra y con una reflexión final, consiguió conquistar al exigente público portuense, quien despidió al elenco con un largo y fortísimo aplauso.

Podría decirse que el pistoletazo de salida del XXXI Festival de Comedias fue todo un éxito.