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Aunque parezca mentira, han pasado 36 años desde que el piloto Pete Maverick Mitchell se convirtió en el mejor de la Armada de Estados Unidos. Fue en la película: Top Gun (ídolos del aire) (1986), de T. Scott. Una cinta que se convirtió en su momento en uno de los paradigmas del cine popular de los ochenta con su espíritu dionisíaco.

Y se acaba de estrenar Top Gun: Maverick (2022), de J. Kosinski, donde Cruise se embute de nuevo en su mono de vuelo y en la piel de Maverick, en una entrega mucho más moderna, pero con la esencia y la nostalgia de la primera. Tras sucesivos retrasos por la pandemia, ha llegado por fin a las salas, uno de los blockbusters de este 2022. Hablaré de ambos títulos.

Como ahora explicaré mejor, esta película de Kosinski derrocha clasicismo y las escenas aéreas son auténticamente espectaculares, más de lo que uno podría esperar, alcanzando lo sublime en la secuencia inicial en la que Cruise desafía los límites de la velocidad, con trazos psicodélicos.

Ahí van mis comentarios sobre ambas pelis. Hablo primero de la más reciente y le dedico un recordatorio a la primera entrega.

TOP GUN: MAVERICK (2022). Pete Maverick Mitchell (Tom Cruise) está forzando los límites como valiente piloto de pruebas, a la vez que elude el ascenso de rango que le dejaría en tierra.

En el transcurso de unas sesiones de formación para que un destacamento de graduados lleve a cabo una misión especializada de extremo riesgo, Maverick se encuentra con el teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller), cuyo indicativo de llamada es Rooster, el hijo del difunto amigo de Maverick y oficial de intercepción y radar, el teniente Nick Bradshaw, también conocido como Goose.

Ante un futuro incierto, obligado afrontar los fantasmas de su pasado, Maverick se ve obligado a desafiar sus miedos más profundos, lo cual exigirá, para una difícil misión aérea, el sacrificio supremo a los que sean elegidos para ejecutarla.

La película respeta la esencia de la historia que nos trajo Scott, al cual está dedicada la secuela. Nos mete de lleno en la nostalgia y el recuerdo del mejor amigo de Maverick, Goose. Ese trasfondo es primordial para poder entender la angustia de Maverck cuando vuelve a lo que es su vida y su pasión. Como le apunta a Val Kilmer sobre su vocación de piloto: «No es lo que soy. Es quién soy».

Porque no solo tendrá que luchar contra su pasado, también contra sus superiores que le piden que vuelva a Top Gun como instructor de la nueva generación de pilotos a los que deberá enseñar a realizar una misión.

Para Maverick es una misión suicida, pero deberá exorcizar sus demonios y manifestar a las nuevas generaciones por qué es considerado el mejor piloto y por qué se siente más cómodo en el aire que en tierra.

El director Joseph Kosinski (quien ya trabajara con Cruise en Oblivión, 2013) supera sobradamente con esta secuela a la anterior en espectacularidad y acción. Al homenajear a su anterior compañero en la dirección, el comienzo de la película tiene los mismos planos y las canciones, lo que resulta emotivo y deviene nostalgia.

Como escribe Martínez: “el director Joseph Kosinski con la ayuda más que evidente en el guion del genio de Christopher McQuarrie (padre de las últimas entregas de la proverbial Misión imposible) consigue un auténtico monumento a lo más básico, a lo primario del invento de los Lumière. Se trata de un delirio de unas dimensiones tan acertadas, divertidas y, por momentos, memorables que no queda otra que rendirse”.

Aporta su marca con algunas de las secuencias más espectaculares que se han visto dentro de los cazas, el sonido de estos o las acrobacias, que son puro espectáculo. Por ello es recomendable ver la película en una sala con tecnología de imagen y sonido potente, lo que deja con la boca abierta al espectador.

Gran valor de Cruise, que no quiere usar dobles y él mismo realiza en lo que le sea factible, todas las escenas, lo que implica entrenamiento para dar un mayor sentido de veracidad a las escenas. Se mantiene muy bien nuestro actor, que ronda los 60 años.

En el reparto, pues, tenemos a un excelente Cruise como capitán Maverick. Junto a él, Jennifer Conelly como Penny (el romance con Maverick es edulcorado y pesado, aunque necesario y con algún toque de humor). Rooster (hijo de Goose, el compañero muerto en la vieja película) que mantiene un enorme catálogo de rencores, interpretado por Miles Teller. Y otros personajes potentes para Jon Hamm o Ed Harris.

El resto del elenco está muy bien igualmente, verlos como pilotos y realizando los entrenamientos es todo un placer. Entre otros: Glen Powel, Lewis Pullman y otro guaperas de la primera parte: Iceman, interpretado por Val Kilmer.

Esta nueva entrega presume de ser consciente del material imposible que maneja. Y ahí se hace fuerte, con un sentido de la ironía y del espectáculo indiscutible. Encajan los chistes sobre sí mismo, las acrobacias y el sentido del ritmo.

Aunque no es más que un blockbuster ideado para que nuestra mirada patine por la superficie de la pantalla, lo hace sin ningún reparo. Kosinski y el propio Cruise saben que es una película simple y disfrutan de ello. También es ligeramente reaccionaria y se ríen también de la anécdota. En fin, es elemental y feliz hasta lo más.

Película que comienza con un fogonazo de nostalgia, con el Top Gun Anthem, y guiños al filme original prácticamente hasta el final: acción y escenas al límite.

 

TOP GUN (ÍDOLOS DEL AIRE) (1986). La Marina de los Estados Unidos tiene una escuela de élite para pilotos. La cosa es sacar una promoción de expertos en técnicas de combate. La academia es conocida como Top Gun (nombre con que se conoce al mejor graduado de cada clase), donde se entrena a los pilotos para ser intrépidos, fríos, para no perder los nervios en situaciones extremas y romper la barrera del sonido a los mandos de un F-14. Allí llega el joven Maverick, temerario y brillante en su manera de pilotar.

Excelente la dirección de Tony Scott, estupenda la música Harold Faltermeyer con una bonita canción de Berlin. Y un reparto de lujo donde destaca Tom Cruise junto a Kelly McGillis, Tom Sherritt o Anthony Edwards, entre otros.

Tom vuela plan “top” y además enamora a la profesora. Sencillo. Esta entretenida cinta se hizo súper popular y aumentaron las solicitudes para entrar en la aviación militar americana en su momento. Videoclip, mucha cara guapa y Cruise para las fans.

Todo un icono para una juventud en los años 80 y Cruise, que se consagró como una estrella de cine que ya no dejó de brillar.

"Top Gun" se asienta con bastante rapidez en las escenas terrestres y aéreas alternas, pero no acierta cuando se trata del comportamiento, del amor y todo eso. Como apunta el crítico Roger Ebert: “la forma más sencilla de resumir la película es declarar que las escenas aéreas son brillantes y las escenas terrestres sombríamente predecibles”.

Película simple y eficaz: patriotismo épico, un manual de superación y unas recetas para ligar. Y una romántica canción para el recuerdo: "Take my Breath Away" que puedes escuchar aquí:

 

Esta es una película con dos partes: sabe exactamente qué hacer con los efectos especiales, pero no tiene idea de cómo dos personas enamoradas pueden actuar, hablar y pensar.

Por eso, esta peli es difícil de comentar, porque las partes buenas son excelentes y las malas son tremendas. Las peleas de aviones son electrizantes; no así las escenas en las que los personajes se relacionan y hablan entre ellos.