Hace ya más de una década que los casinos en línea entraron en escena. De hecho, uno de los primeros usos que tuvo el internet doméstico fueron las partidas de poker online, y los primeros videojuegos que aparecieron para ordenadores (aquellos cuyas pantallas eran en verde y negro) fueron juegos de cartas, de dados o de fichas. De hecho, durante mucho tiempo el solitario formó parte del starter pack del sistema operativo Windows, y uno de los videojuegos desarrollados por Apple para iOS cuando éste fue lanzado en su primera versión fue el Texas Holdem.
A pesar de todo, la perspectiva que se suele tener del mundo del casino sigue ligada a lo que nos muestra la industria cinematográfica: grandes magnates, tramposos, partidas clandestinas, el todo o nada, el lujo y la etiqueta y demás estereotipos. Es curioso, porque el casino online tal y como lo entendemos ahora es bastante diferente. Poco a poco ha experimentado una reinvención que aproxima el modelo de juego más al videojuego para smartphone o para redes sociales que a lo que nos muestra la gran pantalla.
El juego se convierte, en los nuevos casinos online, en aquello que siempre se ha considerado el juego: un entretenimiento con el objetivo de ganar, sea superando nuestra marca, un desafío en concreto o a otros jugadores. Perseguir o no una gratificación económica pasa a ser secundario, ya que apostar es una opción más. Pero sin duda alguna, cualquier juego que forme parte de un catálogo cada vez más amplio se puede, sencillamente, ejecutar como cualquier otro juego que descarguemos desde la tienda de aplicaciones de nuestro smartphone, o al que accedamos desde la sección de juegos de Facebook. Seleccionar y comenzar a jugar. En el caso de acceder desde smartphones, una aplicación dará acceso a diferentes tipos de juegos, sean de ruleta, blackjack o tragaperras, y dentro de cada una de estas secciones, el catálogo se ampliará nuevamente.
En el caso de la ruleta, existe el modo multijugador, que permite no sólo competir con la casa sino con otras personas de carne y hueso conectadas simultáneamente desde sus hogares. El blacjack tiene su modo en vivo en el que efectivamente podremos mantener una experiencia auténtica que nos traslade a la idea original del casino, pues interactuaremos con un croupier, pero cuidado con la tentación de contar cartas o tratar de hacer trampas: la tecnología se ha encargado de que el juego sea más limpio que nunca. Y, aunque el gran aliciente de las tragaperras son las diferentes y renovadas temáticas, vinculadas a importantes franquicias del mundo del cine, la televisión o la música, no se trata tampoco de un juego en solitario, al menos no si lo que deseamos es, nuevamente, jugar contra otras personas detrás de cada pantalla. Las carreras de slots, una modalidad creada por 888, convierte la trayectoria de cada historia de cada máquina virtual en un recorrido en el que, quien llegue más lejos, ganará la carrera. En definitiva, los juegos de casino se vuelven más sociales que nunca para brindar una experiencia muy amena y divertida, que es, a fin de cuentas, de lo que se trata.
Vemos, pues, que la jugabilidad ha pasado a ser el punto fuerte. Por supuesto, como cualquier otra propuesta de entretenimiento, ha pasado a poner el foco de atención en las pequeñas pantallas. Si antes, al acceder a un casino en línea lo primero que se hacía era buscar el ejecutable que había que descargar para jugar con un software seguro desde el PC, ahora descargaremos la app al smartphone, porque la mayoría del juego casual suele tener acceso desde estos dispositivos, en tiempos muertos y pequeñas dosis de tiempo. Evidentemente, los sitios webs de los casinos han pasado a tener un impecable diseño responsive, y de hecho, aquellos terminales que no puedan ejecutar las apps por ser algo más obsoletos o funcionar con sistemas operativos minoritarios, podrán sencillamente acceder a la web y colocarla en la pantalla de inicio como una webapp, y tendrán una experiencia igual de limpia que si jugasen desde la app (eso sí, seguramente deberán iniciar sesión cada vez que jueguen, mientras que la app guardará todos los datos para acelerar el proceso).
En cuanto a pagos, se tratará de una opción más. La apuesta en sí es una elección, al igual que en los juegos gratuitos de batallas por turnos, conducción o incluso los puzzles podemos desbloquear funciones o avanzar más deprisa si pasamos por caja. Del mismo modo que en todos estos juegos existe moneda virtual con la que mejorar nuestros equipos, pero esta moneda virtual se puede comprar con dinero real, en los juegos de casino online se puede depositar para apostar dinero real. La diferencia aquí es que en vez de mejorar nuestros equipos optaremos a premios tangibles, sean dinero o bien entradas a torneos especiales, online o presenciales, en los que efectivamente se puede ganar más o clasificarse en un ranking de mejores jugadores del mundo.
De cualquier manera, los cambios con respecto a la idea original que se tiene de un casino son sustanciales. La posibilidad de acceder desde cualquier dispositivo, en cualquier momento y lugar, ha democratizado un mundo que hasta ahora se consideraba orientado a perfiles muy concretos. En el momento presente, sin embargo, cualquier persona mayor de edad puede participar de este tipo de juegos. Puede que esto rompa la magia ligada al concepto de entrar en un casino (aunque, obviamente, se sigue pudiendo ir a un casino presencial, las opciones no son exclueyentes de ninguna manera). Para algunos, el encanto se ha perdido. Para otros, es la oportunidad de acceso a un tipo de entretenimiento que antes estaba destinado sólo a unos pocos.