Hoy quiero comentar películas que tratan la pasión por los libros y la lectura, el intercambio de opiniones entre lectores y el gusto de pasar de las páginas con deleite, como si uno fuera un personaje más, sentir apego por la letra impresa.
Hay muchas películas buenas sobre esta temática. Menciono algunas para los interesados: La biblioteca de los libros rechazados (2019) de Rémi Bezançon, Dobles vidas (2018) de Olivier Assayas; La sociedad literaria y el pastel de patatas (2018) de Mikel Newell; El editor de libros (2016) de Michael Grandage; Amor y letras (2012) de Josh Radnor; The reader (El lector) (2008) de Stephen Daldry; El club de los poetas muertos (1989) de Peter Weir,
La carta final (1986) de David Hugh Jones; o Farenheit 451 (1966) de François Truffaut.
Pero como hay que elegir he decidido hablar de tres títulos interesantes, pelis bonitas y entrañables sobre el amor por la lectura: ¿Podrás perdonarme algún día? (2018); La librería (2017) y La ladrona de libros (2013).
¿PODRÁS PERDONARME ALGÚN DÍA? (2018). Interesante película de la directora británica Marielle Heller que cuenta el caso real de Lee Israel, una famosa escritora de biografías venida a menos.
Israel era una excelente literata con problemas económicos. Para salir a flote se le ocurrió falsificar y vender más de 400 cartas de algunos de sus escritores favoritos ya fallecidos, como Aldous Huxley, Eugene O’Neill o Tennessee Williams, aunque su preferida era Dorothy Parker. No falsificaba cartas de otros, sino que las inventaba, y llegó a convertir esa pasión epistolar en un oficio como “transformista literaria”. Pero cuando las cartas inventadas empiezan a levantar sospechas, entonces Israel roba y vende las verdaderas cartas que sustrae de los archivos, sin saber que el FBI está investigando el asunto.
La película es un biopic, el guion de Nicole Holofcener y Jeff Whitty adapta las memorias que publicó la misma Lee Israel en 2008: ”Can you ever forgive me?: Memoirs of a Literary Forger”. Lee era una mujer obesa, alcohólica y misántropa, amiga de un hombre igualmente marginal y de la calle. Tiene la cinta diálogos ocurrentes que subrayan el lado áspero y grosero de la protagonista, que es sobre todo una persona sola y sin afectos.
En el reparto sobresale Melissa McCarthy, que hace un trabajo que mereció el reconocimiento de crítica y público como Israel. Muy bien igualmente Richard E. Grant, como gay que improvisa la vida a cada paso.
Al finalizar la película, se siente gran simpatía por la humanidad y el desparpajo de Lee, a pesar de que es una mujer desagradable y burda, pero tiene una gran habilidad literaria y cultura sobrada, y sus cartas superan a las que habrían escrito sus famosos remitentes.
Israel engaña al mismo mundo literario que la había descartado, una especie de venganza poética pues en última instancia, el film plantea una reivindicación del arte del fake como muestra de consideración y amor que puede llevar a cabo un experto, respecto a las peculiaridades de estilo de los autores a los que admira.
Más extenso en la revista The Journalist.
LA LIBRERÍA (2017). Florence Green (Mortimer) es una bonita mujer viuda (su esposo ha muerto en la II Guerra). Ella vive la magia de los libros y decide montar la primera librería en un pueblecito de la Inglaterra en 1959. Pero le planta cara una aristócrata, Violet Gamart (Clarkson), quien se propone hundir su emprendimiento.
Florence tiene también en su contra una implacable vecindad. Un enfrentamiento donde no hay violencia ni palabras malsonantes, sino que se desarrolla con amabilísimas palabras hipócritas que son auténticos dardos envenenados.
Película que conmueve sobre la devoción por la lectura. Sensitiva historia sobre el dulce empeño de la protagonista, una mujer falta de afecto pero llena de respeto y apego por los libros. Mientras los acaricia y coloca en los estantes de su librería, se intuye cuánto hay por descubrir en ellos.
Mientras la odiosa Violet tiene el respaldo de personajes de la alta sociedad, Florence sólo goza del apoyo incondicional de una soñadora niña de diez años y del solitario Sr. Brundish (Nighy), lector inteligente que le compra novelas. Pero Florence es perseverante y decidida.
La directora Isabel Coixet describe el relato con enorme sutileza. Hay armonía en las imágenes, los cuidados diálogos, los convenientes silencios y una atmósfera hipnótica y clara. Ocurren pocas cosas, pero toca la fibra sensible del espectador.
El guion es adaptación de la novela de Penelope Fitzgerald: “The Bookshop” (1978), obra que es un texto sobre el mundo de los libros. También es una historia sobre la maldad por la maldad, la vanidad de la Sra. Violet y el carácter malévolo de una comunidad inculta que no quiere que Florence realice su sueño.
Coixet tuvo que trabajar una novela dura y cruel y necesitaba mantener un hálito de esperanza. Por ello dibuja a la librera como un personaje inocente que no concibe la maldad ajena. Alguien con gran capacidad, como buena lectora, para actuar creativamente; y capaz de invertir su patrimonio para conseguir un anhelo que le parece legítimo y enriquecedor para la comunidad: montar su librería.
Bonita música de Alfonso de Vilallonga y una sorprendente fotografía de Jean-Claude Larrieu, con panorámicas hermosas de la costa norirlandesa donde fue rodada.
En el reparto gran trabajo de Emily Mortimer, mujer linda y apacible de delicado cuerpo y apariencia vulnerable, que sabe cómo coger o palpar los libros; meritoria manera de mirar a la cámara. Patricia Clarkson en su rol de malvada está ejemplar. Bill Nigh es un actor de pocos gestos que, empero, dice con su mirada y sus breves palabras cuanto hay que decir: un personaje conmovedor que habla poco, sonríe poco y comunica mucho. En la historia hay química entre el singular Sr. Brundish y Florence, y comparten la pasión por los libros. Honor Kneafsey es Christine, la niña que ayuda con eficiencia y agrado a la librera.
La importancia de la literatura está marcada en el film por la continua presencia de autores y títulos clásicos como: Ray Bradbury y sus “Crónicas marcianas” o “Farenheit 451”; o Vladimir Nabokov y su novela “Lolita”. El Sr. Brundish y Florence nos obsequian, además, con una sublime y contenida escena de amor imposible al borde de las olas.
En el cine de Isabel Coixet son importantes los personajes femeninos, mujeres fuertes y con coraje ante las adversidades. La Coixet nos pone delante un pueblo atrasado de la rancia Inglaterra y una aristocracia avara y temerosa. Pero Florence es culta y animosa, a la que el intuitivo Sr. Brundish le dice: “lo que más valoro en los seres humanos, es la única virtud que comparten con los dioses y con los animales, el coraje, y usted Sra. Green posee esa cualidad en abundancia”. La película confluye en una emocionante oda a la valentía y la libertad, a la vez que en un homenaje a la lectura y a los libros.
Además de ser una película para verla, paladearla y guardarla en la mente y el corazón, también constituye una base de principios y sólidos valores.
Una película de gran belleza, conmovedora, y cargada de razones y esperanza.
LA LADRONA DE LIBROS (2013). Película de Brian Percival que cuenta la historia de una niña en plena segunda Guerra Mundial. De nombre Liesel, es enviada por su madre a vivir con una familia de acogida en Alemania. La llegada de Liesel al nuevo hogar producirá importantes cambios en dicha familia y en el pueblo. Para Liesel, el poder de las palabras, la lectura, unida a su exuberante imaginación, son la forma de escapar a las crueldades de la época con el régimen de Hitler en pleno apogeo.
La verdadera trama comienza cuando Liesel asiste a la escuela y queda en evidencia el primer día que no sabe leer. A partir de este punto, la niña, ayudada por su padre adoptivo emprende una emotiva carrera hasta aprender a leer y desentrañar las historias los libros, un ejemplo de devoción por la lectura. En el mundo atroz y cruel del nazismo, leer atenúa el miedo de las bombas y la violencia imperante, y exorciza los espíritus perversos de un mundo endemoniado donde igual se queman libros que se eliminan judíos.
Percival dirige con magisterio esta preciosa película de amor y poesía, con sentimentalismo, pero con contención y gusto.
Guion de Michael Petroni basado en la novela homónima de Markus Zusak, que se traduce en una historia cargada de placidez y profunda visión sobre el ser humano. El film pretende dar protagonismo a la bondad en un contexto de barbarie; aparentemente, es una mezcla incompatible, pero en el transcurrir de la película ambas antítesis (amor-odio) convergen en una síntesis apacible y de buenos sentimientos, sobre todo a través del amor por las letras.
Excelentísima la música de John Williams, maestro de maestros y referente indiscutible con cinco Oscar a sus espaldas. Admirable la fotografía de Florian Ballhaus. La tríada interpretativa se fundamenta en una estupenda Sophie Nélise (cuya mirada es suficiente para darle sentido a cada escena), un gran Geoffrey Rush y una impecable Emily Watson (madre adoptiva).
En lo que toca a la destrucción de libros, Liesel de forma valiente se atreve a salvar un ejemplar de una de las piras de libros que los nazis quemaban en el centro del pueblo.
Hay otra realidad trágica, el exterminio de judíos. La niña atiende a un pobre joven hebreo, con la ayuda de sus padres, para evitar su muerte por frío, hambre y enfermedad, leyéndole incesantemente mientras convalecía en el sótano de la casa. Los libros los tenía que sustraer o tomar prestados la niña de la biblioteca de un jefe nazi que vive con su amable esposa, con la cual se encariña.
El film es tremendo, pero no se deja llevar por ni por el fatalismo ni por las soluciones fáciles, y consigue construir una historia creíble, tierna, pero sin afectación.
Obra que hay que valorar en su conjunto, bella cinta, hermosa música y un buen mensaje de amor por la lectura. De cómo las ilusiones, el arte y más concretamente la literatura, pueden cumplir una función curativa, bálsamo ante la crueldad, y consuelo frente a la muerte que se pasea a lo largo de la historia. Leer, leer, leer para espantar la desolación.
Para el final
La temática de hoy me ha traído a la memoria literatura bella, rimas queribles, grandes, un hermoso poema de Juan Ramón Jiménez «ensimismado» y amador en sus propios versos:
Crepúsculo
«El poniente me invade con sus flores
de oro, mientras, largo y lento, canta
el ruiseñor de todos mis amores
ahogándose casi en mi garganta.
Al ver este oro entre el pinar sombrío
me he acordado de mí tan dulcemente,
que era más dulce el pensamiento mío
que toda la dulzura del poniente.
Oh dulzura de oro ¡Campo verde,
corazón con esquilas, humo en calma!
No hay en la vida nada que recuerde
estos dulces ocasos de mi alma».
J. R. J.