Entiendo que la gente salga a protestar, aunque nunca he entendido del todo qué esperan obtener de ello. El protestar es algo que se lleva en el ADN de este pueblo. Si cuando comenzó el estado de alarma las únicas procesiones que se vieron fueron las de los carritos de la compra llenos de papel higiénico no fue una casualidad. Es que cada hogar ya tenía una provisión importante de capacidad de protestar en casa.

Da igual de qué, lo importante es protestar. Protestamos porque nos confinan y luego porque nos desconfinan. Protestamos porque nos ocultan los muertos y luego porque hay quien cree que no hay muertos, que todo es mentira. Protestamos porque no nos dejan ir a los bares y, al tiempo, nos quejaremos porque nos han subido los precios.


Pero sobre todo, protestamos contra el Gobierno. El que sea, que eso sí va en el ADN. Y se protesta porque sí, porque hay que protestar. Y así lo mostraron este domingo un par de cientos de personas que salieron en El Aguila, banderas al viento aunque sin montañas nevadas, para pedir que Pedro Sánchez se vaya de una vez. Porque peor no se ha podido hacer todo.

¡¡¡Con lo fácil que era solucionar esta pandemia!!!

 

Solo había que esperar... y decir que se tenía que haber hecho lo contrario. Y, por supuesto, protestar porque no se hizo.

 

Sigo sin saber qué pedían los que el domingo salieron a la calle. Si se va Sánchez, qué hay que hacer. Poner a otro socialista, imagino. O convocar elección tras elección hasta que gane otro, que no parece muy democrático. O crear un Gobierno de concentración… sin algunos partidos, lo que no solo no es democrático sino que tiene poco de ‘concentración’.

Insisto en que me parece muy bien que la gente se manifieste. Incluso, voy más allá, me parece que lo hicieron muy bien. Todos, o la gran mayoría, llevaban sus mascarillas y la gran mayoría de estos ‘Polosflautas’ (que así se les llaman porque se les identifica por sus polos de marca) hasta dejaron sus palos de golf en casa para no dar impresión de agresividad. (Tampoco les hacía falta, todo hay que decirlo).

Hay quien les critica por no respetar el distanciamiento social, pero la verdad es que, por un lado, solo se pueden infectar entre ellos y ya gran parte ni se creen que haya habido un virus… Por el otro, quiénes somos nosotros para criticar un distanciamiento social cuando no somos capaces de hacerlo en la calle y a lo más que llegamos es a tener una mínima distancia en la cola (que no mientras compramos) del supermercado.

Protestaron porque quieren y tienen todo el derecho a hacerlo, se salten o no algunas de las normas sanitarias. Protestan porque están enfadados y porque, no nos engañemos, esto es España y la culpa… siempre la tiene el Gobierno.

Y respetando su derecho a ejercer su propio ADN protestantil, lo que me pregunto es que si no sería mejor dejar el distanciamiento social solo en una cuestión sanitaria y no en un enfrentamiento vecinal y disfrutar de las desescalada antes de apostar por la escalada política de la confrontación.

Quizás a todos nos fuera mejor. O no. Pero en ese caso, ya se sabe, saldremos a protestar.

(Nota del autor: Habrá quien se ofenda porque he utilizado términos como ‘poloflauta’ o palos de golf y tienen razón. Tanta como la de los millones de españoles que salieron a la calle en las protestas del 15M a defender sus ideas y se les ha acabado llamando ‘perroflautas’. Si se simplifica, se simplifica para todos)