Gabriel Álvarez (Tribuna libre).- Bruselas desaconseja hacer reservas para estas próximas vacaciones mientras que el Gobierno de España pretende fomentar el turismo interno. Item más, mi cartera desaconseja pensar siquiera en desplazamiento alguno mientras mi ánimo pretende convencer de otra cosa tanto al bolsillo como al confinamiento.

Hay gente cerca, de la que nunca va a ningún sitio, que en cuanto advierten la intención ajena sentencia cual 'séneca malage' aquello de "po como no vaya a Rota...". La Villa es magnífica pero existe en algún sitio del corazón del vitalista la esperanza de una ocasión de última hora que es patrimonio irrenunciable.

Al amor de las buenas cifras, pese a las cancelas que van abriéndose al rebaño estabulado durante tanto tiempo, el empeñado persiste impertérrito. Ya se verá hasta dónde se puede. Pero no poner nosotros los límites es condición indispensable que el psicólogo propone para no ser el peor agorero.

Hora de paraísos cercanos es la que se aproxima poco a poco. Y, con ello en la mente, comienza el descarte de todo lo parecido a nuestras experiencias romana, parisina, portuense o lisboeta, ésas que muestran fotos de otras ocasiones allende nuestras fronteras. Incluso el Camino u otras en territorio español.

La Vía Verde se convirtió el verano pasado, por circunstancias puntuales, en antesala de esto otro a lo que nos obliga la pandemia este año. ¿Turismo andaluz pues? Probablemente. ¿Playa? Yuyu me dan las escenas que mi imaginación recrea sobre la dorada arena compartida al albur de distanciamientos épicos.

Así, aún los descartes, van quedando abiertas más puertas de las imaginadas a priori. Y todo porque actúa con fineza el ingenio y la búsqueda, con lupa si es preciso. A veces es un juego y otras inquietud, a veces un desafío, por momentos un coñazo. Las más, uno nuevo de esos aprendizajes propios de este tiempo.