España ha optado por una vía diferente a la de otros socios europeos como Francia o Italia. El programa para la desescalada español, que oficialmente se llama “plan para la transición hacia una nueva normalidad”, no tendrá finalmente fechas precisas para la reapertura de comercios, playas o bares, como sucede en otros países. Pero sí tiene una muy importante: el Ejecutivo quiere tener toda la desescalada completada en ocho semanas, a finales de junio, según el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El Ejecutivo español, que ha estado retocando el plan hasta el último momento en una larga reunión del Consejo de Ministros, que además empezó con retraso porque el texto llegó muy tarde, ha optado por una fórmula diferente a sus socios europeos basada en cuatro fases: 0, 1, 2 y 3, y sin fechas concretas para cada paso. “La desescalada será gradual, asimétrica y coordinada. Lo vamos a hacer por fases, la unidad será la provincia o la isla, no habrá movilidad entre provincias o islas”, ha resumido Sánchez al explicar el plan en rueda de prensa. La idea por tanto es recuperar poco a poco el movimiento pero dentro la provincia, sin desplazarse entre ellas hasta que no termine la desescalada a finales de junio, pero sí se permitirá para trabajar, como sucede ahora, y para algunas situaciones extraordinarias como un velatorio. Lo que no podrán los ciudadanos, dijo expresamente Sánchez, es ir a sus segundas residencias si están en otra provincia.

Las aperturas, con los ejemplos que ha puesto el presidente, empezarán con los locales que puedan dar comidas sin gente dentro, por ejemplo, o los entrenamientos individuales en los gimnasios, según ha explicado. En restauración, se abrirán terrazas con reducciones de aforo, por ejemplo. En la fase 1, en la reapertura de locales, habrá horarios especiales para la población más sensible como los ancianos. En la fase 2 se abrirían por ejemplo los locales con garantías de separación.

Los cursos no se reanudarán hasta septiembre pero en la fase 2 pueden reabrirse algunos centros para recuperaciones, Ebau o ayudas para los padres que tengan que ir a trabajar. Todo está detallado en el texto del Gobierno. Por ejemplo, en asuntos de cultura, una cuestión especialmente sensible, se empezará por la reapertura de librerías, como en Italia, se seguiría en la fase 1 con museos, con un tercio de su aforo, y con actos al aire libre de menos de 200 personas, siempre que estén distanciadas, algunos rodajes, en la fase 2 cines, teatros o exposiciones y especáctulos al aire libre hasta 400 personas o 50 en lugares cerrados. Y ya en la fase tres se podrían pasar en cines y teatros a un 50% de aforo. Este es el ritmo que plantea el texto. Y siempre que se pueda garantizar la separación.



La duración mínima de la desescalada será de mes y medio y la máxima de ocho semanas, en función de los territorios. Por tanto según el presidente a finales de junio se llegaría a la “nueva normalidad”, esto es justo cuando arranca la temporada más fuerte de verano. El 4 de mayo empezará la desescalada en algunas islas como La Graciosa, el Hierro y La Gomera en Canarias o Formentera en Baleares, que irán directamente a fase 1. Las demás tendrán que esperar al 11 de mayo para ver si pueden saltar o no a esa fase.

El texto que se ha trabajado en el Consejo de Ministros se divide como una especie de gran cuadro de actividades —laborales, personales, culturales, deportivas, turísticas, de culto— y explica con detalle qué se podrá hacer en cada una de esas fases y los cambios que supone cada salto, pero no cuándo llegarán estos cambios de fase. Se establecen una serie de marcadores para pasar de una a otra, pero las decisiones se tomarán de forma coordinada entre el Gobierno y las autonomías y se revisará cada dos semanas. Sánchez ha dejado muy claro que habrá coordinación y criterios objetivos, con marcadores que se harán públicos, pero será el ministerio de Sanidad quien decida el ritmo de la desescalada en cada provincia, y no las comunidades autónomas, pese a que algunas de ellas reclaman tomar estas decisiones. “Si tenemos que elegir entre la prudencia y el riesgo elegiremos la prudencia”, ha señalado Sánchez como aviso. “Vamos sin GPS, este plan es flexible, podemos perder lo que hemos conseguido, el virus sigue ahí, al acecho, hasta que tengamos una vacuna, y falta tiempo. Tenemos que combatir la impaciencia”, insistió.

El pistoletazo de salida llegará con los paseos de los adultos este fin de semana, pero a partir de ahí dar los siguientes pasos será mucho más complejo. El texto se centra especialmente en el turismo, uno de los sectores que más preocupan al Gobierno porque ha sufrido un parón total y supone más del 12% del PIB. Pero no hay fecha concreta para la reapertura de playas y hoteles, lo que hay son detalles de estas fases que tendrán que evaluarse en cada provincia en función de la situación de la pandemia.

En el Ejecutivo creen que es mucho mejor esta fórmula de fases, diferente a la de otros países, que poner una fechas y tener que corregirlas luego, que es lo que piensa que sucederá con otros socios europeos.

En esta nueva fase de desescalada, Sánchez reorganiza el equipo de gestión diario de la crisis para concentrarse en este asunto, el más complejo a partir de ahora. El Comité Técnico de Gestión, que cada día tomaba las decisiones clave y al que se incorporó la semana pasada a los cuatro vicepresidentes, incluido Pablo Iglesias, que había quedado fuera del núcleo duro en la primera etapa, se transforma en Comité Técnico para la Desescalada. Los miembros no cambian demasiado, seguirá allí Fernando Simón, lo presidirá Sánchez y estarán los cuatro vicepresidentes y los cuatro ministros clave —Sanidad, Interior, Transportes y Defensa— pero además se incorporan la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha ido ganando un papel central en La Moncloa en las últimas semanas, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de confianza de Iglesias y también con peso clave en la crisis ante la destrucción de empleo y la necesidad de tomar medidas para paliar sus consecuencias.

El comité de la desescalada, que hasta ahora coordinaba la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, desaparece así y se convierte en el de la gestión diaria de la etapa que viene ahora. A esa cita diaria asistirán Iván Redondo, el jefe de Gabinete de Sánchez, y Félix Bolaños, el secretario general de Presidencia; ambos componen el núcleo duro del equipo del presidente. Y también lo hará Julio Rodríguez, jefe de Gabinete de Iglesias, en una muestra más de que es un Gobierno de coalición y el presidente abre espacios a las personas de confianza del vicepresidente segundo en todas las reuniones donde se toman las decisiones fundamentales.