Hay héroes entre nosotros que no forman parte de los personajes del universo Marvel o DC, pero que guardan una estrecha relación. Estos héroes de carne y hueso trabajan día a día con el único objetivo de ayudar a los demás, incluso poniendo en riesgo sus propias vidas. En concreto, cabe destacar la labor de dos heroínas con nombre propio y nacidas en El Puerto que actualmente trabajan en Madrid capital, uno de los grandes focos de infección en nuestro país y que recoge la cifra de 7.400 fallecidos por Covid-19.
Ellas se llaman Rocío y Milagros Mora, quienes además de apellido, comparten fecha de nacimiento al ser gemelas y también comparten la misma profesión: enfermería. Las dos se graduaron en la Universidad de Cádiz en 2013 y el destino (y la falta de oportunidad laboral en la provincia de Cádiz) quiso que se trasladaran a Madrid para desarrollar sus carreras profesionales.
Pese a que los comienzos fueron difíciles para ambas, hoy Rocío es especialista en Salud Mental y se encuentra trabajando en uno de los hospitales psiquiátricos más importantes de la Comunidad de Madrid. Mientras que Milagros trabaja con los mayores, los más afectados en esta crisis, en una residencia privada perteneciente a una conocida congregación religiosa.
Curiosamente a Rocío el comienzo del confinamiento le sorprendió en Japón de luna de miel y cuenta que se sobrecogió al ver a su vuelta las calles y el aeropuerto de Barajas tan vacíos. Lo más duro fue su reincorporación al trabajo ya que se topó sin anestesia con una realidad muy estremecedora. Una guerra ante la que estaban desprovistos de material. Lo que más le costó asimilar es el duro golpe para los enfermos de salud mental los cuales según ella son “los más vulnerables, los grandes olvidados y los que ahora tienen que dejar a un lado las terapias para permanecer aislados cada uno en su habitación”.
En este sentido, Milagros coincide en la importancia en las rutinas para los mayores con Alzheimer o demencia senil, a los cuales según ella nota “más tristes y con más ansiedad”. Esto incluso se agrava con la falta de contacto con familiares. “En mi residencia hemos habilitado un ordenador para poder hacer videollamadas, pero los que están aislados por Covid, si no tienen teléfonos móviles es muy difícil el contacto con los familiares”, asegura Milagros.
En cuanto a la situación actual Milagros puntualiza “haber tenido mucha suerte en su residencia ya que cuenta con la colaboración desinteresada de un médico especialista en prevención de riesgos laborales y que activa los protocolos antes que en cualquier otra residencia. Pese a tener que racionar el material, contamos con donaciones externas que facilitan mucho más el trabajo”.
Ambas no dudan en decir que tanto los mayores como los enfermos mentales son siempre los más perjudicados. “Si ya de por sí la atención y la falta de medios y personal se notaba antes, ahora más”, recalca Rocío. Asimismo, incide en que “siempre se prioriza en la enfermedad física antes que en la psicológica y es un gran error ya que ambas partes son igual de importantes. Esta situación a largo plazo va a suponer que personas carentes de enfermedad mental se extienda la ansiedad y la depresión, y que en pacientes mentales se agraven las patologías”.
Aunque ante la situación quieran ser optimistas, ahora mismo la frustración y la incertidumbre les genera a ambas ansiedad y tristeza. Milagros asegura que “tal como dice el ministro de Sanidad, Salvador Illa: ‘todo se hace sobre la marcha’ en nuestros hospitales se está realizando así, ya que cada día nos activan protocolos nuevos que suponen cada día un choque en organización. Yo no veo nada claro ni hay previsión a corto plazo de la evolución de esta situación”.