EL PUERTO.- El poeta José Ignacio Rosso Sánchez falleció en la madrugada del pasado 18 de octubre de 2019 en el Hospital Santa María de El Puerto, tras una larga enfermedad.
Quien fuera uno de los poetas de la ciudad en la época dorada del arte portuense, en la que confluían autores y artistas de la talla de Rafael Alberti o José Luis Tejada , nos ha dejado para siempre a la edad de 72 años.
Hijo de Francisco Rosso Guerrero, María Sánchez Gómez y hermano entre otras, de la conocida profesora de baile flamenco María Jesús Rosso y de la profesora de Educación Física Josefina Rosso, recientemente fallecida, deja el gran legado de su simpatía y humor, el de su sencillez y amor por la tierra que le vio nacer, crecer y que además lo ha visto morir.
También deja para el recuerdo de las futuras generaciones su poemario Ritmos bravíos de esencia bajo andaluza y elementos portuenses.
Ignacio, pese a su reciente hospitalización tenía programada una entrevista en el programa El Puerto con arte de Radio Puerto, presentado por su sobrino, el joven poeta y articulista Francisco Aurelio Dávila Rosso. Finalmente dicha entrevista se ha visto truncada por la visita de Caronte y el viaje al todo y la nada de los grandes. El viaje de aquellos que pasan por la vida dejando huella y entregando a los demás lo más íntimo que su personalidad: sus sentimientos.
Poema dedicado por su sobrino Francisco Aurelio Dávila Rosso:
Que te vas, te nos has ido
entre versos ya descansas,
dejas huérfana tu casa
y a tus mejores amigos.
A reencontrarnos contigo,
iremos todos al paso
de un caminar muy despacio
que se repite por siglos.
Te has llevado el primer grito
de una estirpe de poetas
y en tu sangre se hacen muecas
los fantasmas del pasillo.
Ahora descansas, chiquillo,
en el balcón de la luna,
María como ninguna
te espera tras el visillo.
¡Ay, esos Ritmos bravíos!
¡Ay, el verso de tu boca!
¡Ay, esa ironía loca
que blandías en desafío!
¿Quién saciará ahora a los ríos
de agua artística y burlona?
¿Quién guardara la corona
de tu reinado perdido?
¿Quién consolará a mi tierra?
¿Quién a tus nietos e hijos?
¿Quién a Milagros, poeta?
que te vas, ¡te nos has ido!