El director de cine británico James Marsh tiene en su haber algunos documentales interesantes como Wisconsin Death Trip (1999), Man on Wire (2008) o Proyecto Nim (2011).
De ahí pasó a películas interesantes que cuentan historias, biografías, a las que ahora me voy a referir: Dance First (2023); Un océano entre nosotros (2018) y La teoría del todo (2014).
DANCE FIRST (2023). Marsh nos obsequia una película biográfica al modo Hollywood, de ese gran escritor, novelista, poeta y dramaturgo irlandés que fue Samuel Barclay Beckett (1906-1989). Beckett, como escritor, derribaría muchas convenciones del teatro contemporáneo, creando una poética de imágenes más que de palabras.
Una característica positiva de esta cinta es la brevedad, pues en cien minutos, recorre los eventos y alianzas clave en la vida del autor, encontrando tiempo incluso para algunas reflexiones interesantes.
Beckett vivió una vida rica y compleja a la que no faltaron etapas y recovecos sugestivos y melancólicos. El filme es una especie de anatomía de su infelicidad a través de episodios, a veces crudos, otros graciosos e interpretados con inteligencia.
Beckett ganó el Premio Nobel de Literatura en 1969 por su estilo que, renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la indigencia moral del hombre moderno.
Premio Nobel y huida con el dinero
Comienza el filme con Beckett (Byrne) a quien le van a dar el Nobel de Literatura. "¡Qué catástrofe!", le murmura a su esposa Suzanne (Bonnaire), mientras lo convocan al escenario para recibir el galardón. Samuel sube, recoge un sobre y acaba escapando, llevándose el dinero del premio.
Lo que sigue es una mordaz conversación entre dos Becketts, una especie de diálogo ante un confesor, frente a un doble, al cual pregunta (se pregunta) con melancolía, a quién debería darle el dinero del premio: Beckett se confiesa a Beckett.
Hay, para el personaje, un listado de culpas relacionadas con diferentes personas y este es el punto de partida de la historia. Viene entonces el tiempo de los flashbacks, que sirven para tomar perspectiva sobre los sucesos y encajar biográficamente los elementos de esta historia.
Las secciones que evocan la vida de Beckett están diseñadas como tributo a su obra más famosa:“Esperando a Godot”, obra tan genial como surrealista.
Infancia
La primera parada es la infancia de Beckett en los suburbios de Dublín, donde se alimenta el amor del joven por la poesía, guiado por su amable padre William (Barry O'Connor), pero desafiado por su severa madre, May (Lisa Dwyer Hogg).
En sus escritos Beckett demoniza a su madre. Incluso le dice: “el mundo entero eres tú”, para evidenciar el mal ambiente en el que vive con ella, lo cual se agudiza tras la muerte de su padre. Y justo, en el lecho de muerte, este, conocedor de sus dificultades con la madre no duda en repetirle tres veces: “lucha, lucha, lucha”.
La despedida
Cuando el padre, William muere, Beckett no tarda mucho en tomar la decisión de marchar a París, lo cual le comunica a su madre durante una cena, y añade: “espero no volver nunca”.
La madre rivaliza con su Samuel, amén de ocultar sibilinamente su tendencia a abducirlo y controlarlo, en lo cual fracasa.
En París
En la Ciudad de la Luz, Beckett, con veintitantos años (interpretado por un delgado y entrañable Fionn O’Shea), hace de asistente del gran novelista irlandés James Joyce (Gillen), cuya familia lo adopta.
Joyce pergeñó un plan abusivo para emparejar a Beckett con su problemática hija Lucía, muchacha esquizofrénica (muy bien la madura Gráinne Good) y así dejarla “colocada” y quitarse de encima a la joven. Pero Beckett, inteligente, rehúye este enlace y Joyce se enojó, por un tiempo.
La amistad con Alfy Péron
De vividor en París pasó a la Resistencia en el país galo durante la II Guerra Mundial y la amistad formativa de Beckett con su compañero, protegido de Joyce, Alfy Péron (Robert Aramayo).
Robert Aramayo interpreta al amigo judío de Beckett, Alfy, quien, aunque sobrevivió a los campos de exterminio, murió poco después de la liberación: nuevas culpas para Beckett.
Relación amor-odio con Suzanne
La parte sustancial de la película es la larga relación de amor y odio de Beckett con Suzanne, interpretada como mujer joven por Léonie Lojkine; un romance vibrante y enamorado inicialmente.
Gran actuación reflexiva de Gabriel Byrne en el papel del Beckett adulto austero, divertido a veces, arrogante. Sandrine Bonnaire interpreta con solvencia a su esposa Suzanne ya más mayor, a quien engaña con la traductora y crítica Barbara Bray (Maxine Peake). Pero este romance no consigue cortar su vínculo con Suzanne.
Cerrando
Magnífica fotografía elegante en claroscuro de Antonio Paladino y un dulce toque melódico de la partitura de Sarah Bright, alivian el humor sombrío de Beckett, junto con una puesta en escena acertada.
Película bien interpretada que cuenta la historia con un brío que decae en la segunda parte. La cinta sitúa al dramaturgo en conversación consigo mismo, mirando hacia atrás y desenredando el enredo de amor y culpa de toda una vida.
En un momento de la obra teatral Esperando a Godot, uno de los personajes (Vladimir) le comenta a otro (Estragón) que le gustaría escuchar lo que le pasa por la cabeza a un tercero (Pozzo). Es cuando Estragón invita a Pozzo a bailar antes, a lo que este último no pone objeciones: «Baila primero, piensa después... Es el orden natural». Este “baila primero, piensa después...”, sirve para el título del filme.
Publicado más extenso en revista ENCADENADOS.
UN OCÉANO ENTRE NOSOTROS (2018). Biopic de nuevo de la mano de J. Marsh sobre sobre Donald Crowhurst, un veterano de la II Guerra Mundial, piloto de la Fuerza Aérea Británica. Donald, quien en 1968 decide participar en la Golden Globe Race, una competición consistente en navegar alrededor del mundo sin paradas. Meses en solitario surcando los mares, para ganar dinero.
Filme con interés que en algunos momentos parece grotesco. El protagonista carece de experiencia y se atreve a srcar los mares. Crowhurst, con una loca confianza en sí mismo, acomete algo fuera de sus competencias. Mientras, su esposa e hijos lo esperan llenos de angustia justificada. La extrañeza y la piedad son los sentimientos que inspiran esta odisea que concluye rozando la estupidez.
Tiene un guion del insulso Scott Z. Burns, que no acierta a mostrarnos que ocurre en la mente del protagonista en los agónicos días que le tocan vivir en un mar embravecido que no controla. Ocurre lo contrario en la sufrida espera de su mujer, esperanzada pero a la vez consciente del drama fatal que le espera a su esposo.
Contada con academicismo en su puesta en escena y excelente fotografía de Eric Gautier, está acompañada de una suave música de Jóhann Jóhannsson que se agradece. Es el reparto lo que salva del desastre esta película, con un Colin Firth envuelto en cierto nimbo de romanticismo melancólico, junto a una excelente Rachel Weisz, cuya actuación es medida y brillante.
Esta historia de antihéroe resulta un dramón con muchas preguntas sin responder. Lejos de ofrecer claridad moral, Marsh ofrece un insondable océano de incertidumbre.
Publicado más extenso en revista ENCADENADOS.
LA TEORÍA DEL TODO (2014). Muy bien dirigida (Marsh) y con un también excelente guion de Anthony McCarten, están inspiradadas en las memorias “Travelling to Infinity: My life with Stephen”, escritas por Jane Hawking, en la cual da a conocer la relación con su ex-esposo, el teórico físico Stephen Hawking, su diagnóstico y la evolución de su “enfermedad de la neurona motora”. La ex-mujer del científico escribió sobre su vida matrimonial y familiar.
Buena música de Johann Johansson que mezcla instrumentos acústicos y electrónicos, involucrando capas de grabaciones con electrónica. Gran fotografía de Benoît Delhomme con una singular luzm que retrata el ambiente británico.
Película sobre el vínculo entre el famoso astrofísico Hawking y su primera mujer, Jane, en una época en que ambos lucharon contra la enfermedad degenerativa que lo dejaría postrado en una silla de ruedas.
Goza de un bien elegido reparto donde destacan Eddie Redmayne en el papel de Hawking. Reymane pasó seis meses investigando la vida del astrofísico, mirando vídeos del profesor. Marsh dijo que Redmayne se preparó para el papel de un enfermo degenerativo.
Felicity Jones en el rol de Jane Hawking está bien; y Charlie Cox en el segundo marido de Jane, también. Les secundan un reparto con actores y actrices como David Thewlis o Emily Watson, todos en sintonía.
Un filme de buena factura. Si te interesa la teoría del tiempo y los “agujeros negros” de Hawking, la recomiendo. También te enteras de quién es el personaje y de sus ideas.