Diego Ruiz Mata.- Vivimos una época en la que el tiempo de la historia corre a la velocidad de un coche de fórmula 1. Nos levantamos, desayunamos oyendo noticias para la información del día y cuando por la noche hacemos lo mismo, el panorama puede haber variado notoriamente del de hace unas horas. Y ese pequeño aparato, que es móvil, nos tiene atado a la noticia, que no siempre coincide con lo que la realidad debería mostrar y exhibe la que conviene. Creemos con frecuencia lo que no es cierto, pura ficción. A esto llaman “posverdad”, es decir, lo contrario a lo verdadero. Palabra de moda que ennoblece a quien la dice, porque cree que es algo profundo y nuevo. Eufemismo para decir falsedad, mentira.
Y me siento mal cuando leo cierta prensa, escucho cierta información, me asomo a las redes sociales o llego al asombro ante la pantalla del televisor. Ha sido el uso del gobierno socialista y su “Santa Compaña” comunista donde la confusión es su política y la Torre de Babel su ejemplo. Sodoma y Gomorra es la imagen de la formación de un gobierno, que actúa en nombre del progreso cuando en realidad es un retroceso. Y todo se justifica sin justificación. Una broma que los hermanos Marx expresaban con gracia e inteligencia.
Pero en esta ocasión hablamos de “amnistía”, como fundamento de embrollo, mentiras, falacias, verdades a medias y el engaño escenificado en el teatro político que ha diseñado el presidente Sánchez y su gobierno acompañante. Conviene una síntesis historiográfica de aspectos de la amnistía para situar el pasado en el presente para su comprensión.
Veamos las fechas claves, evitando la historia pasada iniciada en 1936: 1) 9 de junio de 2017 es el día en el que Puigdemont anunció la fecha y la pregunta del Referéndum de Independencia de Cataluña; 2) el 6 de setiembre de 2017 se aprueba la Ley de Referéndum de autodeterminación de Cataluña, sin que hubiese unanimidad; 3) el 7 de setiembre el Tribunal Constitucional, garante de la vida de la Constitución y no su muerte, suspendió esa ley anticonstitucional y apercibió a cargos políticos que no podían participar el 1 de octubre (1.O); 4) en el 1.0 de 2017 se intentó materializar el proceso hacia la soberanía de Cataluña con un referéndum ilegal; 5) ese día, con la prohibición del tribunal Constitucional, se efectúa el referéndum con problemas públicos y anomalías , tras el que el Pedro Sánchez se manifiesta contra las cargas policiales, necesarias para evitar peores consecuencias; 6) se inicia el proceso penal del “procés” (proceso), un conjunto de hechos iniciados en 2012 para la soberanía Cataluña, que culmina en 2019 con la sentencia de 9 a 13 años para Junqueras y otros líderes; 7) y el 30 de octubre de 2017 Puigdemont huye a Europa, oculto en un coche y con ayuda de los Mossos D´Esquadra; 8) hoy, 22 de octubre, El Debate publica que Puigdemont prepara su regreso a España, tras acuerdos aceptados por el Presidente en funciones Sánchez, comenzando por anular el Consell de la República, apariencia de gobierno en el exilio en Bruselas que pagamos todos. Son los hitos y fechorías fundamentales que nos informan y debemos retener en la memoria.
Como es sabido, ha habido elecciones meses atrás. El PP las ha ganado, pero no ha podido formar gobierno, por la actitud penosa de un PNV, nacido en la derecha y en la Iglesia, que ha perdido su sentido común y prefiere votar a favor de Sánchez y su gobierno plural comunista, alinearse con Bildu, su enemigo político, y con los nacionalistas catalanes. Para que Sánchez reine hay que pactar con Puigdemont, sólo con él, porque los demás están entregados a la espera de una investidura que nace dañada y que va a perjudicar a la mayoría de los españoles que han optado por otras políticas diferentes.
En esta situación, el escenario es el siguiente: 1) no se ha respetado la voluntad del número de españoles votantes; 2) la amnistía es inconstitucional, supone el olvido de los delitos y la extinción de la responsabilidad de los autores, culpando por tanto a los jueces que dictaron sentencia, es decir, aquí no ha pasado nada y la Constitución, los que velan por ella desde un Tribunal constituido y los jueces que dictaron sentencia son los responsables de una falsa acusación; 3) la amnistía supone la constitución de un gobierno que parte del engaño y la traición a la Constitución, que aún es válida; 4) la amnistía conlleva el olvido de hechos punibles y el paso siguiente al referéndum y autodeterminación de Cataluña, que se convierte en otra nación independiente; 5) la amnistía es un reconocimiento ilegal para la formación de un gobierno que va a estar bajo el control de presidentes de otros partidos; 6) ¿a quién beneficia la amnistía?: sólo a Puigdemont, a Cataluña y a Sánchez y a su gobierno; 7) ¿a quién perjudica la amnistía?: a los millones de españoles que votaron otra opción, a una España que va a comenzar su proceso de mutilación, a las Comunidades y ayuntamientos que están regidas por el PP y verán cómo el dinero se marcha a las zonas con las que Sánchez se ha comprometido a pagar el alto precio y con intereses, a las políticas que se van a aplicar, aprobadas por el rápido procedimiento del decreto ley sin debate, a las que estamos acostumbrados y han traído funestos beneficios y retrocesos; 8) el desprecio, que no es precisamente un ejemplo de democracia, a los españoles, cada vez más numerosos, que la rechazan; 9) el desprecio a la ley, a los que la ejercen, a la Constitución y Tribunal Constitucional, que van ser humillados, vejados y con poca credibilidad por quienes vemos en ella una garantía de justicia democrática; 10) a la política relativista y de conveniencia, donde todo es posible aunque no lo sea, dando lugar a la desprotección de ideas justas y necesarias. Se podría continuar.
En suma, si se consideran estos hechos, hay que decir con convencimiento y con razones justificadas que AMNISTÍA, NO. Es, sin dudas, la destrucción de una nación. Hablaré de ello en otro artículo de opinión. Y por supuesto, REPETICIÓN DE ELECCIONES.