
“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.
Laura G. Andreu, mujer que ha conocido los naranjales valencianos, se ve que entiende bien de lo que habla. Me ha recordado a la realizadora granadina Rocío Mesa.
La Andreu, con Domingo Domingo (2025), nos pone en pantalla las plantaciones valencianas de la naranja y Mesa, con su filme Secaderos (2022), nos trajo la realidad del cultivo del tabaco en la Vega de Granada.
Ambas son mujeres de cine que nos han deleitado con las imágenes del mundo rural y agrario de sus respectivas comunidades o regiones.
DOMINGO DOMINGO (2023). En 71 minutos visionamos una historia luminosa y poética tan bien rodada como interesante, de la directora y guionista valenciana Laura García Andreu.
Domingo y su plan
Estamos en Alquerías del Niño Perdido, pequeño pueblo mediterráneo (Castellón), situado en la región que más naranjas produce de España y la mayor exportadora de cítricos del mundo. Hace treinta años todos vivían de la naranja, pero ahora las multinacionales han empezado a patentar las mejores variedades y obligan a pagar por ellas.
En laboratorios de Israel y otros, se desarrollan nuevas variedades que no son las más sabrosas o las mejores, pero tienen características que las hacen más rentables en el mercado.
Domingo Domingo, el personaje, es un sujeto espectacular en pantalla, extrovertido y perseverante, que colaboró totalmente en el proyecto. Domingo acaba atrayendo la atención y la simpatía del público.
Domingo es un entusiasta y avispado agricultor a quien le gustan los naranjos, que cultiva y cuida desde niño. Ha hecho de su vocación casi una obsesión.
Domingo está orgulloso de su oficio, pero temeroso de perderlo y de no poder dedicarse a lo que más le gusta: cuidar de sus mandarinas. Por eso le anda por las mientes un plan, un injerto secreto con una nueva y mejorada variedad que sueña con patentar.
David contra Goliat
No sólo nuestro protagonista se crio entre naranjas y en el campo, Laura García, la directora también. Laura pasó sus primeros años correteando por el huerto de su abuelo, un hombre extravertido y jovial. Su Yayo labrador fue un referente para ella.
Declara Laura: «Ya de adulta conocí a Domingo Domingo, un agricultor excéntrico y seductor. Pronto descubrí que estaba frente a un auténtico David contra Goliat». Sí, el mismo Domingo relata esta idea cuando se imagina batallando frente a las multinacionales del sector naranjero.
En la cinta, alrededor de Domingo gira un grupo de personajes hilarantes que llenan su historia de toques berlanguianos y tiernos al mismo tiempo. Uno de ellos es su padre, con quien mantiene jugosos intercambios dialécticos sobre la felicidad, el matrimonio y la vida.
Mercado y amenazas a la tradición naranjera
Este documental nos plantea cómo nuestra soberanía alimentaria está en peligro. Las grandes corporaciones dominan, minando la independencia de los agricultores, su derecho al justiprecio por su trabajo y su producto.
Además, acechan al campo otros competidores desleales que tienen que ver con el mercado y las preferencias del consumidor. Así, llegan a Europa naranjas de otros lares del norte de África, que venden sus frutos sin pasar los mismos controles sanitarios.
Los inconvenientes de la fauna silvestre
En pantalla podemos ver también dos poblaciones, concretamente de mamíferos, de los muy perjudiciales: la superpoblación de conejos y la abundancia de jabalíes silvestres.
Los primeros destruyen el hábitat con su voracidad, las madrigueras y el riesgo de la mixomatosis. Los segundos, la plaga de jabalíes, también muy voraces, se comen las naranjas y horadan el suelo buscando bulbos y destrozando las raíces de los árboles.
Escenas y escenarios: la Feria de Berlín
Hay una parte en la que Domingo viaja a Berlín a la Feria Agroalimentaria que allí se celebra. Se ha preparado su viaje poniendo su celular para que traduzca al alemán en mensaje de voz: «Soy Domingo y quiero que pruebes mis mandarinas», ello para ver de vender y encontrar financiación para su patente en la feria germana.
Este es un momento especial, entre tenso y simpático, entre hilarante y dramático. Y muy candoroso pues, para hacernos una idea, lo que lleva Domingo es una mochila pequeña cargada de sus mandarinas. Pero él, tranquilo, aprovecha el momento para comer uno de sus bocadillos.
Pobres pero adinerados
Este filme está hecho de cara a la ciudad, más que a lo rural. Y es entrometido, pues la historia abre un hueco en el imaginario del campo. Es curioso ver las filtraciones de la vida moderna en espacios rurales (los celulares, los autos top…). El paleto clásico no existe ya prácticamente.
Es también llamativo que algunos de los participantes refieren perder dinero o estar mayormente quebrados y sin blanca, un lamento tan tópico como falso, pues los de la zona saben que muchas de esas personas mayores que hablan de ruina tienen bastante dinero.
Humor, suspense y ventana al mundo
El relato se cuenta en clave de humor, rayando también el suspense, en relación con el hallazgo de Domingo, los injertos, la nueva variedad.
Domingo suele estar acompañado de los vecinos del pueblo y compañeros de profesión. El relato está contado con la soltura de quien convive con los naranjales.
Documental que es película
Comenta la directora. «El género documental un relato creativo que se apoya en una realidad concreta».
De manera que no nos tenemos que dejar llevar por los prejuicios, “Domingo Domingo” relata una historia escrita en forma de cuento, tiene un protagonista y tiene también sus personajes secundarios que giran a su alrededor. O sea, es una película.
Para más, hay un guion muy bien llevado de la propia Laura junto a Arunas Matelis, una música que casa perfectamente, de Alberto Lucendo, y una sensacional y esplendente fotografía de José Luís González, que capta los naranjales valencianos con cuidado y con una luz única.
En el reparto destaca un expresivo y natural Domingo Domingo Vilar, junto a otros paisanos “figurantes” como Vicent Molés García o Juan Rafael Grau; todos aficionadeos. Una obra que no defraudó a los espectadores que fuimos a verla en su estreno.
Revista ENCADENADOS
SECADEROS (2022). En los años setenta, en el paisaje al pie de Sierra Nevada podían verse una gran cantidad de secaderos de tabaco. Peculiares construcciones de caña y madera o albañilería, siempre ventilados, edificaciones típicas en las cuales colgaban las hojas del tabaco para su secado.
Actualmente, cuando el cultivo del tabaco ha caído continúan jalonando estas tierras, inspirando proyectos culturales, sociales, cinematográficos, como esta película de Rocío Mesa nacida en el pueblo granadino de Las Gabias.
Rocío Mesa lleva años en los Estados Unidos abriéndose paso y le costó doce años sacar adelante esta su primera película, después de que marchara a Los Ángeles. Ha conseguido el Premio del Público en el Festival South By Southwest de Austin, su debut en tierras estadounidenses. A Mesa no le interesa el cine comercial: «Lo mío es el cine desde las tripas».
Esta su ópera prima es una mirada pensada, un filme pausado, que cuenta la historia de una niña y de una adolescente en un pueblecito de Granada en un verano caluroso. Mientras que para la niña salir de Madrid e ir al pueblo con sus abuelos es un regalo, la adolescente quiere marcharse de allí.
En este drama se cuenta cómo aquellos agricultores granadinos intentaron subsistir con el cultivo y los secaderos de tabaco. Se le añaden golpes de realismo mágico, con fantasías que seguramente la directora tuvo ante aquellos antiguos secaderos oscuros de aire misterioso.
Hay quienes asocian, con razón, esta obra con Alcarràs, de Carla Simón o El agua, de Elena López Riera. Dice Mesa: «Somos hijas de la Transición, con contextos similares, como el acercamiento a actores no profesionales, con una verosimilitud que casi es tangible».
Es un filme de «memoria sentimental», «memoria-experiencia», conducido por un interés central en las personas que, de manera activa y capaz, interpretan su vida y su mundo de experiencia en el campo.
El significado del lugar está asociado intrínsecamente con significados vinculados a la vida, al Yo, al lugar donde se vive y a sucesos específicos. Lo vemos a través de las imágenes y su poder simbólico. Es una película que evidencia la identidad «personal-contextual» de los moradores de esta zona granadina.
Esta cinta recuerda a lo que en Psicología se denomina la Ecología Humana, subrayando los aspectos ambientales del espacio experiencial o la experiencia ambiental, enfoques que consideran al ser humano con el producto de la relación con su medio.
Mesa debuta mirando a la tradición, con juegos mágicos y por momentos monstruosos y llamativos, con esa especie de ser extraño y grande compuesto de hojas de tabaco, flores en los ojos y una boca vegetal que impresiona.
Con Mesa al mando, Vera Centenera y Ada Mar Lupiáñez encabezan un reparto compuesto principalmente por intérpretes no profesionales, originarios de la Vega de Granada.
Un filme diferente y atrevido, una obra lírica con mucho encanto, con misterio y fantasía, y acertados apuntes sociales y culturales. Un producto muy original que gusta a cualquier aficionado al cine.
Publicado más extenso en revista de cine ENCADENADOS