Si algo se ha demostrado en las épocas más recientes, es que un conflicto bélico entre dos naciones ya no reduce sus efectos a esos dos territorios. En un mundo tan globalizado como el actual, el estallido de una guerra acaba afectando a otras zonas del planeta. Estas consecuencias se notan, sobre todo, en el aspecto económico y financiero. Buena prueba de ello fue el inicio de la invasión rusa a Ucrania en el 2022, que disparó la inflación en la zona Euro e, incluso, en Estados Unidos.

El incipiente conflicto entre Israel e Irán también se está empezando a notar en los mercados. Después de que el país iraní decidiese bombardear territorio hebreo, causando el fallecimiento de una persona, Benjamin Netanyahu anunció una respuesta a esa ofensiva. Desde entonces se empezó a especular con que ese contraataque iría orientado a destruir las instalaciones petrolíferas iranís.

Esta posibilidad generó en las últimas semanas una subida continuada del precio del petróleo. El Brent se instaló en un alza constante, con un valor del barril que escaló desde menos de 70 dólares a estar a la altura de los 80, aunque ahora ha experimentado una bajada y se sitúa sobre los 74 dólares.

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Un contexto complicado

Por una parte, Irán es uno de los principales productores de esta materia prima en todo el mundo. Por la otra, la zona de conflicto entre ambas naciones amenaza una zona de paso de esta mercancía bastante importante, por lo que el transporte podría verse limitado.

En principio, desde la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) se asegura que una caída de la producción iraní de petróleo, motivada por un ataque israelí, no tendría que afectar necesariamente. En un intento por calmar la situación de los mercados, este organismo aseguró tener reservas suficientes de esta materia prima en el resto de países miembros para paliar una problemática de esas características.

Más dudas existen alrededor del tema del transporte. El estrecho de Ormuz es un punto estratégico para el traslado del crudo, y existe el riesgo de que Irán opte por bloquearlo. Si esto ocurriese, el escenario que se abre es completamente desconocido. Algunos expertos, como los de Goldman Sachs, hablan de una subida que podría llegar a los 150 dólares, solo equiparable a la crisis del petróleo de los años 70.

¿El fin o una bajada momentanea?

En los últimos días, parece que la situación con respecto al petroleo ha sufrido una pequeña tregua. La posición dominante de Estados Unidos sobre Israel ha llevado al país americano a poner como condición al estado hebreo el hecho de no atacar infraestructuras claves iranís. Esto ha enfriado las opciones de esa ofensiva, y, por tanto, el precio en el mercado. Sin embargo, no se puede saber a ciencia cierta si es el final de la situación vivida en las últimas semanas. En caso de que volviese a haber un incremento, algo posible si tenemos en cuenta la importancia ya comentada del estrecho de Ormuz, esto llevaría a una situación negativa para las empresas o sectores que son dependientes del petróleo, ya que la subida del valor de esta materia prima provocaría un aumento de costes, que puede incluso derivar en una inflación permanente en algunas actividades.