Cuando no me he repuesto de unas fantásticas navidades, llena de sorpresas, visitas y buen ambiente, me indica mi amigo “El Bigotes” que llega El Carnaval. Unas fiestas que tienen para mí algo de sentido, más cercanas para mí que la Semana Santa, y en donde comparto con estas tierras cierta similitud.
Mis carnavales siempre estuvieron marcados por la fiesta, el disfraz, y, porque no, cierto desenfado y desenfreno. Recuerdo con nostalgia mis visitas a Venecia, sobre todo por su fama, y su cercanía con mi ciudad, y siempre pensé que sería lo mismo.
Mi error pronto quedó claro. En una especie de preparación express, hemos tenido varias sesiones maratonianas viendo una serie de actuaciones. “El Bigotes”, gran aficionado a estas fiestas me indica que lo importante no es el tema de los disfraces y las fiestas, sino las actuaciones de las agrupaciones. Me formó un lío, y voy comprendiendo que las hay de muchos componentes, de muy pocos, y otras dos que me parecen iguales, y que mi amigo se empeña en que escuche para diferenciarlas. Ya en otros años las había visto, pero no les di importancia.
Llevo varios días, pero me cuesta trabajo captar el doble sentido, las alusiones tan localistas, y si me quedó cuando es una crítica a alguien cuyo nombre pueda sonarme. Poco a poco, me voy enganchando y, sinceramente, me agrada cada día más, gracias a mi amigo, y sus explicaciones, cuando las repetimos suelo reírme por las ocurrencias.
Para mí es un mundo nuevo que vivo de la mano de alguien que está metido en el ambiente, y aunque me ha dicho que el no es de ir a lo que llama La Catedral del Carnaval, y me refiero al Gran Teatro Falla, aclaración que empiezo a ver innecesaria para quienes son de aquí, ha prometido llevarme a ensayos para que se me “haga el cuerpo”. No sé cuál será el resultado, y aunque me guste, no sé si terminaré por convertirme en un verdadero carnavalista. Lo dudo, pues incluso en mi tierra era reacio al disfraz, y siempre solía ser bastante parco en los trajes elegidos. Sin embargo, el desenfado y esa mezcla de seriedad para las actuaciones me crean incertidumbre y curiosidad, el desenfado reivindicativo y serio, esa mezcla de risa y llanto…
Mi próximo destino en el conocimiento de esta tierra será El Carnaval, y aun no sé el impacto que tendrá en mí. Seguiré aprendiendo.