Nunca una palabra me sirvió para tanto, pues cuando tienes un idioma diferente, hay palabras que se nos quedan marcadas y nos sirven para muchas mças cosas. Eso me sucede con la palabra bochorno, realmente desconozco su significado, y si la empleo bien o mal.
La influencia de mi particular guía en mi nueva patria creo que me conduce a veces a errores, unos errores que tampoco causan daño, y no me dejan en mal lugar y que su única consecuencia negativa pueda ser mi propio ridículo.
Aún así, hay días bochornosos, con esa mezcla de calor y humedad que me hacen sudar y sentir un calor que solo se calma con una cerveza bien fría. Hay personas bochornosas, pesadas, pegajosas, que te hacen sentir como el plomazo de una ola de calor, que te hacen sudar de angustia, deseando que te dejen en paz. Hay comidas bochornosas, comidas que no son propias de un ser humano, y que te cobran a precio de oro o no, pero que no merecen ni un euro. Bebidas bochornosas, como una cerveza recalentada y espesa que no se puede digerir. Situaciones bochornosas, en las que estás deseando marcharte, envuelto en vergüenza y desasosiego, que te dejan mal sabor de boca y un sentimiento extraño para todo el día.
No acaba, pues hay lugares que me parecen bochornosos, sucios, oscuros, que transmiten al ambiente. Hay trabajos bochornosos, trabajos que no deberían existir, aunque sean necesarios… la lista sería interminable, y de momento, la palabra bochornoso es un comodín para muchas situaciones, lugares, personas u objetos a los que deseo darles un adjetivo negativo. Como decía desconozco si está bien empleada o no, pero a mi me sirve, y la gente me entiende cuando la digo, por lo que creo que no estoy muy equivocado cuando la empleo.
Esa riqueza me da confianza frente a un idioma en el que a veces me pierdo, sobre todo aquí, en donde voy aprendiendo que con pocas palabras se pueden decir muchas cosas. No llevo demasiado tiempo en El Puerto de Santa María, una ciudad que para nada me parece bochornosa, y a veces no me atrevo a opinar sobre demasiadas cosas por mi ignorancia.
Pero el cariño que le he cogido a esa palabra me apena, por el sentido negativo de la misma, pero ni mi amigo, ni mi búsqueda por Internet, me muestran qué es lo contrario a bochornoso, así que me dedicaré, dado mi carácter más positivo que negativo, a buscar una palabra que me ayude, pues la que me propone el Bigotes me parece demasiado soez, cojonudo, me propone, tendré que estudiarla más a fondo, pues no me gustaría ofender a nadie con su uso.