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| Encendido 3 años hace

Y se pararon los relojes

Por Alamares
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Recuerdo una crónica taurina de la década de los setenta en la que el malogrado Vicente Zabala relataba que Curro Romero ejecutó la mejor faena de su vida en una corrida del Corpus celebrada en Granada. “Y se pararon los relojes” titulaba el prestigioso cronista. Desempolvando mis archivos releo con cierta nostalgia a Zabala, a quien le faltaban calificativos para definir lo vivido en el coso granadino. “No eran las cinco de la tarde. El reloj marcaba las ocho y cuarto. Las manecillas se habían detenido para ver torear”; “…y Rafael llamaba a Chicuelo invitándole a que se asomara a los palcos del cielo…”.

Y así se ha quedado el reloj taurino de El Puerto. Parado. Pero no por una buena faena, sino por la incompetencia de los que están llamados a regir los destinos del coso. Porque no me negarán mis queridos lectores, que lo que acontece año tras año, mandato a mandato con la plaza real, se ha convertido en inveterada costumbre. Cada vez que se atisba en el horizonte la redacción de un nuevo pliego de explotación, saltan las alarmas por las denuncias, querellas, y desagradables titulares de prensa que concitan durante el proceso.

En esta ocasión ha sido el empresario José Montes quien ha abierto la caja de los truenos para poner en jaque al concejal de Plaza de Toros por presunta prevaricación. Otrora fue Juan Carlos Beca Belmonte quien emprendió acciones judiciales con el que fuese delegado de plaza Ángel Quintana. Y si nos remontamos a los tiempos de Canorea y Barrilaro, también tuvieron sus “flirteos” con la justicia llegando a recuperar la gestión de la plaza -que el gobierno del socialista Juan Manuel Torres adjudicó a la empresa Limecasas-, bajo la condición de que retiraran la denuncia interpuesta en el juzgado.



Entre tanto, al concejal de Plaza de Toros del que me cuentan que es buen aficionado, no se le ocurre otra idea que ofrecer el coso a Espartinas, tras la declaración como pueblo antitaurino, promovida por el gobierno de la localidad formado por una coalición de socialistas y comunistas. Y digo que no se le ocurre otra genialidad, porque en una actitud típica de mamerto, en vez de solucionar el tema del pliego, aprovecha la mediática noticia para acaparar protagonismo y notoriedad y de esta manera cercenar la mala prensa que tienen los asuntos taurinos de nuestra ciudad, y concretamente los relacionados con el coso. ¿Cómo pretende el concejal ceder la plaza a los espartineros? ¿A dedo? Y, si el festejo es nocturno, ¿habrá solucionado para entonces el asunto del suministro eléctrico?

No se trata de ser oportunistas cuando se tiene la casa sin barrer. Tan solo hay que apuntar la mirada hacia el coso del Pino, charlar con Carmelo García –quien ya ha anunciado tres corridas para este año– o con el alcalde de Sanlúcar y preguntarles qué misterio atesoran para que año tras año combinen unos carteles plagados de figuras aderezados con alguna que otra novedad. No olvidemos que Carmelo ha sido capaz de seducir a las primeras figuras del escalafón, celebró una corrida con Victorinos, se sacó de la chistera la corrida magallánica, y si le dejan pondrá en los carteles al mismísimo José Tomás. Y ahora saldrán los detractores rebatiéndome que el ganado es de saldo, chico, anovillado, y que las figuras vienen a taquilla. ¡Ni que en El Puerto se echara el toro de Bilbao! Algo tendrá el agua cuando la bendicen, pues Carmelo tiene fama de buen pagador.

Por unos o por otros, lo de la plaza de El Puerto suena a pitorreo. Nadie es capaz de poner orden en el coso, con bodegones vacíos de contenido, un museo quimérico, sin visitas, sin luz y sin nadie que coja el manubrio y ponga en marcha la maquinaria. Por si fuera poco, en el último festejo pudimos comprobar que al reloj de la plaza le faltaban el horario y el minutero, síntomas de que se había parado. O lo han parado a posta. Toca mamonearse en lo relativo a los asuntos taurinos de El Puerto. Lo del reloj será harina de otro costal, como la luz. Pero para que se pare el reloj del toreo, hace falta ya un pliego, menos burocracia y más ganas de trabajar. ¿O para qué existe una concejalía de Plaza de Toros?

Alamares

Pensión Las Columnas. El nombre de esta sección -bajo pseudónimo- pretende rendir homenaje a un establecimiento hotelero que hubo en El Puerto, Pensión Las Columnas, donde se hospedaron muchos toreros del siglo pasado. Fue allí donde "Alamares" se alojó la primera vez que vino a esta tierra, hasta establecer su residencia temporal.