Victor Hugo (1802-1885) escribió Los miserables entre 1860 y 1862, en cinco volúmenes. Esta novela de estilo romántico es considerada una obra cumbre del siglo XIX. A lo largo de sus páginas se cruzan historias dispares: la de Jean Valjean, el tipo sencillo que pasa 19 años en la cárcel por robar un pan y que se transforma en un hombre bueno a través del dolor y el sacrificio; la de Marius, el personaje que toma muchos elementos de la biografía de V. Hugo; la de Javert, el policía que sirve fanáticamente a la causa de la ley y que se suicida cuando descubre que esa ley no siempre está de acuerdo con la moral; las peripecias de la bella Fantine y del santo Bienvenu Myriel; la indefensión de Cosette o la alegría del pícaro Gavroche. Personajes que se debaten entre el bien y el mal; injusticia, redención y revolución. VH trata todas las grandes cuestiones: la justicia, el bien y el mal, el amor, la ley y la moral, la piedad o el progreso del hombre. Incluso se pregunta sobre la existencia de Dios, y pretende saber si en el mundo prevalecerá la justicia o la maldad y la picaresca.
Victor Hugo manifestó que para escribir esta gran obra se había inspirado en la figura de Eugène-François Vidocq (1775-1857), un hombre que pasó de ser uno de los delincuentes más buscados de Francia, a convertirse en el Director de la Sûreté Nationale (Seguridad Nacional) y un gran investigador contra el crimen. Recuerdo aquí la versión en cine de este personaje en mi entrega El emperador de París (2018).
Todo esto le sirve a V.H. para crear los protagonistas de su magna obra en el marco de la historia de Francia y analizar el contexto histórico de la Rebelión de junio de 1832 y los cambios políticos que se sucedieron.
En lo sustancial, la novela es una airada defensa de los oprimidos. Victor Hugo buscó en Los miserables la “novela total”, una obra a la medida del hombre y del mundo moderno. Como señala Vargas Llosa: “Lo que asombra es que permite conocer la vida como nunca la conoceríamos simplemente viviendo, y eso lo consigue por la perspectiva que toma frente a todo lo que ocurre. Los personajes son arquetípicos y los dilemas que viven y que transmiten siguen formando parte de la condición humana, y eso nunca pierde actualidad”.
Esta obra ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones y en versiones distintas, como ahora veremos.
Los Miserables en el cine
Esta genial novela ha inspirado a cineastas y músicos a versionarla. La primera filmación es de los hermanos Lumière quienes en 1897 realizaron un corto inspirado en ‘Los Miserables’. En 1909 el británico J. Stuart Blackton, padre del cine mudo, hizo una adaptación de en cuatro cortos; pero también se hicieron en cine mudo versiones en Francia, EE.UU. y hasta en Japón en 1920. Y desde 1985 existe el musical de Claude-Michel Shönberg y Alain Boublil con letras basadas en la novela y canciones como I Dreamed a Dream; On My Own o One Day More.
Ya en el cine sonoro sobresalen las adaptaciones francesas de 1957 (dirigida por Jean-Paul le Chanois) y 1982 (de Robert Hossein); y la versión de Bille August (1998). Y hay otras versiones de entre las que hoy quiero comentar cuatro. De un lado Los Miserables (1935), de Richard Boleslawski. El inspector de hierro (1952), una versión clásica ajustada al texto. Los miserables (2012), adaptación del musical de C. M. Shönberg. Y para finalizar referiré Los Miserables (2019), con un argumento que roza la novela.
Magnífica interpretación de Fredic March, brillante estrella en su momento que borda su papel de Jean Valjean. Extraordinario también el genio de Charles Laughton en el papel de Javert; sin olvidar a Cedric Hardwicke y la preciosa Rochelle Hudson.
Película bien narrada, con un ritmo que engancha, buena fotografía de Gregg Toland (B&N). Película muy recomendable.
La Fox encargó esta película al director Lewis Milestone, quien consigue un filme con eficiente puesta en escena y estupenda fotografía de Joseph LaShelle (B&W), excelentes escenas de muchedumbre y acierto en la atmósfera que imprime a cada situación.
El trabajo de Robert Newton en el papel del duro inspector Etienne Javert es loable; Michael Rennie remata a la perfección una contenida y emotiva interpretación de Valjean; y es llamativa la presencia de la bellísima Debra Paget en el papel de la dulce Cosette.
Buena ambientación, atrezo, fotografía e interpretación, y secundarios de lujo.
Se trata de un filme que adapta el famoso musical “Les miserables” de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil. El director Tom Hooper plantea un melodrama cantado, no un musical en sentido estricto. No hay números musicales, si acaso algún atisbo de coreografía. De esta guisa, la obra es casi como una película muda enganchada a los primeros planos de unos protagonistas que sufren y sacan fuera sus emociones con gran veracidad. Rostros que expresan lo que sienten mediante maravillosas canciones.
Hay en la cinta gran intensidad emocional, barroquismo en las formas y un encomiable reparto de estrellas como Hugh Jackman, Russell Crowe, Eddie Redmayne o Anne Hathaway, entre otros, que brillan con luz propia, y magníficas escenas corales. Aceptable ritmo, destacando la gran música compuesta por Claude-Michel Shönberg.
Aconsejable versión musical y dramática de nuestra novela de hoy.
Es un filme sobre los problemas sociales y raciales en el «banlieu» de París; en el suburbio de Montfermeil, justo donde Victor Hugo alumbró Los Miserables y donde el escritor halló inspiración para escribir la novela. Y una frase que el director Ladj Ly toma a modo de epílogo de la novela de V. Hugo: "Amigos míos, Retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos, solo malos cultivadores". Esta frase le sirve a Ly para cerrar una obra que guarda más similitudes con la novela de V. Hugo de las que puede parecer prima facie.
El director Ladj Ly, de origen maliense, criado y que sigue viviendo en Montfermeil, una de las ‘banlieues’ parisinas más abandonadas por los gobernantes, donde los ‘miserables’ de Hugo comparten localidad, heridas y miserias con los de ahora. La película se centra en ese entorno con sus mafias locales, el integrismo islámico, los jóvenes de la calle y la desesperación.
Ly centra el relato en la brutalidad policial que los medios y los políticos franceses callan. Ly afirma: “En la película he querido mostrar que las víctimas no son solo la gente que vive allí, sino los policías también, lo cual no excusa la brutalidad policial (…) es el hastío social y la violencia sistemática”, lo cual da lugar a grandes altercados, algunos como los de 2005 fueron muy sonados. Estas protestas violentas y la marginalidad de los protagonistas conforman un escenario que recuerda a Los Miserables que en el mundo hay. Según Ly: “Si hubiese hecho una comedia no habría habido problema. Pero tocar el extrarradio en Francia es un tabú. No le gusta a nadie que lo muestres y menos como lo he hecho yo".
Gran reparto donde Damien Bonnard, Alexis Manenti y Djibril Zonga encarnan con verismo y eficiencia a los tres agentes de policía; Isaa Perica y Al-Hassan Ly muy bien como los dos principales niños del barrio.
Este film evidencia la necesidad en Francia de poner en marcha medidas efectivas en los barrios marginales, caso contrario, como afirma Ly, “una chispa hará que todo salte por los aires (…) Realmente, los terroristas no son los que reconocemos como terroristas, sino la clase política y los medios. Son los que encienden la mecha para que la situación se vuelque dentro de los barrios y su gente sea la única víctima”.