El carnaval aún ni ha empezado, aunque por la calle se confunden los ensayos de las bandas de música y algunos pasodobles que suenan en los corrales de la plaza de toros. Dos mundos y dos visiones que terminan fundiéndose en el miércoles de ceniza, y en donde la polémica volverá también a fusionarse. Por un lado, el Carnaval reclamará su sitio, mientras que algunos combinarán el pito de carnaval con el racheado de los ensayos.

Todo tiene cabida, y todo es válido, y poco a poco iremos dejando algo de lado para centrarnos en lo que está por venir. No soy de los cree en situaciones irreconciliables o simplemente excluyentes.



El mejor ejemplo lo tengo en alguien conocido en ambos mundos en el que para unos es el caja y para otros el molía. Curiosas afirmaciones, perfectamente no fusionables, pero si acreditativas del saber vivir el momento.

Así, mientras no llegue el Miércoles de Ceniza para muchos será el caja, y se vestirá y vivirá los carnavales como el primero. Pero colgado el disfraz, y siendo de El Puerto, será el molía, aunque aquí desde hace tiempo sea más propio el costal que la molía. Dos mundos, dos formas de sentir y de expresarse que durante enero y febrero conviven y se aman, en este maravilloso sur, la gente ama tanto a su tierra que es capaz de cambiar el registro del tres por cuatro por el paso de tambor en una misma noche, ensayar a ritmo de bombo y caja y recorrer las calles racheando, eso sí, primero uno y después el otro.

Eso me hace pensar en la grandeza de una tierra que no excluye, que no elige ni desecha nada, y que al fin y al cabo, nos demuestra, como dice la canción, y que se pregunta si se pueden querer a dos mujeres a la vez. Sí, sí se puede, y se hace, amar todo lo que la vida nos ofrece, sin elegir a una cosa más que a otra, y cada una en su momento… porque antes de que nos demos cuenta, volveremos a cambiar, y entonces, terminaremos con una copa de fino en la mano, y no escuchando ni pasodobles ni marchas… aunque hasta en la feria, el Vaporcito del Puerto, y el Himno oficio del Cádiz, tienen su sitio. Tanta grandeza, tan solo nos enriquece.