Pregón de Andrades en Helo-Libo (Bellido)
Digan lo que digan las fechas oficiales, la Feria de El Puerto nunca empieza la noche del encendido del alumbrado, sino dos días antes, cuando en el corazón de la caseta de Helo-Libo alguien pone el corazón saludando la llegada del evento con el tradicional pregón, que este año alcanza las cuarenta ediciones.
Así se vivió el pasado lunes, como un comienzo oficioso ofrecido por el portuense Jesús Andrades, poeta de dilatada carrera en estas lides, ante un público que abarrotaba Helo-Libo con indisimulables ganas de disfrutar de la fiesta más grande de la ciudad, incluidas las presencias de políticos del gobierno municipal, la oposición, así como de destacadas personalidades del mundo social y cultural.
Escenografía elegante, con una arco de herradura de la Mezquita mirando hacia el arco de medio punto de la puerta grande de la Plaza Real en un diálogo silencioso entre Córdoba, ciudad homenajeada este año, y El Puerto. Palabras iniciales de Javier Villar y educado zasca a las autoridades por el elevado precio del montaje de las casetas. Con terno gris y corbata primaveral, aparece Jesús Andrades y muestra sus credenciales con unos versos iniciales que anuncian el torrente de palabras bien escritas y mejor declamadas sobre “la ciudad efímera” que es la Feria y, cómo no, sobre las virtudes de la ciudad donde esta se levanta: el muy noble y leal rincón al que Alfonso X otorgara Carta Puebla.
Dividido en secciones de similar extensión, y con métrica y rima variadas, el pregonero canta a los paisajes portuenses, a sus mujeres, a la legendaria vocación taurina de la cuna de Galloso. Hay también versos para el fino – mención especial al siglo y medio de existencia del Quinta de Osborne- y para la Semana Santa, con emocionado agradecimiento a sus hermanos del Huerto, gracias a los cuales Andrades no tiene caseta, “sino casa de Hermandad en la Feria”.
Alusiones con humor a los valores gastronómicos porteños y desgarrados versos de amor para su mujer e hija. Se intercalan entre cada una de las secciones actuaciones musicales que enriquecen el bien conducido pregón: sevillanas del grupo De Caramelo, sones de guitarra del maestro Antonio Villar o la voz aterciopelada de Rocío García de Quirós, entre otros.
Cierre de categoría con emocionado remate final del regalo que Jesús Andrades ofreció a El Puerto y la Hermandad de la Oración en el Huerto recompensó con un hermoso catavino de plata. El oro molido llovió en forma de los aplausos de un auditorio agradecido que, sin duda, tardará en olvidar un lunes que, sin ser todavía de Feria, brilló con la intensidad de cualquier noche de Feria.