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| Encendido 2 años hace

Sugerente y humana, Asesinos todos, deleita con su reflexión sobre el mal

Por Miguel A. García Neto
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Para que alcance toda su expresión dramática e incluso trágica, la comedia tiene que ser intensa… Contar, aunque se revele al principio su argumento, con una trama intrigante y un ritmo de acción frenético, es esencial en toda buena comedia de suspense…, como es el caso de Asesinos todos, que se respresentó este sábado en el Teatro Pedro Muñoz Seca con éxito fulgurante.

El bien común de todo asesino, más que alcanzar su objetivo, es no resultar descubierto. Por ello la minuciosa coordinación de conjunto es previa al golpe,posible frustración del cual supone un riesgo, por corriente, soportable. De otro modo, el mal no trabajaría desde la sombra, o, si se quiere, mullido en el trigal cual la cizaña. Visto así, si sabemos ya disimular nuestros malvados planes entre el trigo, ¿qué más nos dará intercambiar éstos con otros farsantes si con ello, potenciando el disimulo, no levantamos además sospechas? Véase así, y dígaseme si no es mantenerse encubierto, aun en sus manifestaciones más espontáneas e irreflexivas, el objetivo principal del mal, y si no es esta prioridad la que, conscientes de ello o no, movió a los dos matrimonios impelidos ya de previo por la brumosa certidumbre de alcanzar un objetivo material secundario que creen merecer, a intercambiar las acciones criminales necesarias para lograrlo, en esta sugerente y entretenida comedia…



Y aun añadiría que la razón irracional (como todo lo vital) por la que lo tramaron no fue otra, como la es la de cada espectador al asistir al teatro, que por la experiencia misma de hacer el mal (tremenda burrada psicopática) y salir indemnes.

Ello aparte, los que sí han salido indemnes de todo aburrimiento, y aun vacunados para controlar la bestia -¡pobre bestia!- que todos llevamos dentro, ha sido el público, que numeroso y atento a cuanto hemos podido aprender de esta valiosa comedia, ha gratificado con entera justicia la labor de los actores Carlos Sobera, Neus Asensi, Elisa Matilla y Ángel Pardo. La obra está escrita por Jordi Sánchez y Pep Antón Gómez, que también la dirige.

Miguel A. García Neto

Bien podría ser el teatro, querido lector, -expuesto de modo muy simple, claro está- una de las muchas ramas del frondoso árbol de la literatura, y aun éste -árbol dentro de árbol al fin-, rama troncal de nuestra rica y muy añeja lengua castellana... Esto así, ¿qué mayor fortuna -sin ser experto, (lo que lo hace más apasionante sin duda) -que poder comentar, analizar, compartir algún sentimiento sobre las muy variadas y estupendas obras teatro que se representan en nuestro Muñoz Seca, o bien en el patio porticado de San Luis Gonzaga, en esta sección o espacio dedicado al teatro?