David Calleja (Tribuna libre).- Las tradiciones nos llevan a vivir de manera diferente cada etapa del año, y así la gastronomía, las costumbres, los olores, las tradiciones en sí mismas son diferentes dependiendo de la estación que nos acoja; sea el mes de diciembre, el de septiembre o el mes de abril.
Cierto es que esta primavera nos ha robado parte de esas tradiciones, todas las que vivimos en la calle, pero existen muchas tradiciones que son nuestras y que vivimos cada año con nuestras familias en nuestras casas. Y esas, esta semana deben mantenerse porque gracias a Dios podemos.
Es tiempo de preparar torrijas y arroz con leche en las cocinas. Es tiempo de que las casas tengan ese olor que desprende el incienso en el salón, y de escuchar marchas de Semana Santa. Es tiempo de hablar de cofradías, de levantarse un Domingo de Ramos y esperar que el sol inunde nuestras ventanas. De estar conectados a radios y televisiones para tener información, de charlar con los amigos aunque sea a través de un móvil.
Quién no construyó un pequeño paso con su padre para jugar estos días, quién no encendió una vela para engrosar nuestra pelota y dejar ese aroma a cera quemada. Quién no se colgó su medalla desde por la mañana y rezó a sus titulares, o sacó las estampas del cajón. Quién no se sentó con su familia para hablar de tradiciones y devociones que sin duda unían más a la familia. Quién no cogió su Rosario y rezó por los suyos. Quién no miró el cuadro de sus titulares, quién no repasó sus libros o sus recortes de periódicos. Quién no compartió la Semana Santa en su casa en los previos y la terminación de la estación.
Todo eso lo podemos volver a vivir desde hoy porque así sentiremos que en nuestras casas nada ha cambiado, nada es diferente, y viviremos nuestra Semana Santa como cada año. Con nuestras tradiciones, nuestros ritos, nuestras costumbres desde dentro de nuestras casas… como SIEMPRE.
Podríamos cada tarde salir a los balcones a aplaudir al son de una marcha, o podemos perfectamente escuchar una saeta desde un balcón, porque las balconeras son nuestras y las urbanizaciones, las barriadas, también pueden celebrar su Semana Santa así.
Es tiempo de primavera, de torrijas, de arroz con leche, de cera, incienso y oración. Vivamos este tiempo…