Es una gran responsabilidad, para un maletilla de las palabras como yo, tomar la alternativa debutando en una gran plaza como la de las Ventas de Madrid y soñaré con doctorarme, posteriormente, en la Plaza Real de mi tierra, El Puerto, y en la Maestranza sevillana.
Sin embargo, para hacer el paseíllo, me enfundaré con mi mejor terno de tinta y papel, me pondré “mis mundos menores” por montera, tendré por capote de grana y oro, la ilusión de lidiar en suertes, hilvanando las palabras, las emociones y los sentimientos, y cuento, en cada plaza, con la mejor Cuadrilla posible, que a mi requerimiento, sin pensárselo dos veces dijeron: “¿Donde toreamos, maestro? mostrando una generosidad propia de las grandes personas que sois.
Y sobre todo cuento con la mejor afición posible, vosotros, que con vuestro cariño y vuestros ánimos constantes, habéis hecho posible que una noche de luna llena, saltará la valla de un campo plantado de letras y me atreviera a dar mis primeros pases en una faena que me permitió hilar emociones por chicuelinas y sentimientos rematados por medias verónicas para intentar brindaros una tarde de fantasía que podáis recordar siempre.
No merezco, ni necesito, cortar orejas o rabos, ni tan siquiera sueño con aspirar a salir por la Puerta Grande. Mi único trofeo será infinitamente más grande y consistirá en que cuando acabéis de leer Mis Mundos Menores, esbocéis una sonrisa y penséis: “Ha merecido la pena acompañarte en esta aventura, Ignacio”
Sé que muchos de vosotros no podréis acompañarme personalmente en las presentaciones de Madrid, El Puerto o Sevilla, pero también sé que estaréis presentes en cualquiera de estas grandes Plazas dándome vuestro cariño más generoso y cuando tengáis en vuestras manos Mis Mundos Menores, os sentiréis como si hubieseis participado porque mientras me leáis, estaré sentado a vuestro lado acompañándoos en esta fantástica aventura.
“Señores, va por ustedes, y que suenen clarines y palmas por bulerías”