Javier Botella.

Javier Botella.

Javier Botella (Tribuna libre).- Llegadas estas fechas se pueden ver muchos balances políticos, mejores o peores, catastrofistas o maravillosos. Mi balance es simple, no nos quitamos la venda, nos hablan de retos, de soluciones, unos no dicen nada, el otro repite lo mismo durante cuatro años y el otro nos cuenta a qué hora suele ir a misa.

Me parece correcto el balance del alcalde, “ha comenzado la recuperación”, pero el ritmo claramente no es el óptimo. Está bien que IU saque pecho por reducir deuda legitima e ilegítima, aunque no afine nunca con el titular. Lo que me parece mal es que no se atrevan ni tan si quiera a plantear el problema de este ayuntamiento. Ni Gobierno, ni oposición.



Cuando mis excompañeros critican que se abandona la ciudad para pagar deuda, pueden parecer exagerados, pero no van mal encaminados. ¿Qué porcentaje se ha ejecutado del presupuesto 2018? Eso es lo que debemos analizar para valorar la gestión, ni simplificar hacia un lado ni magnificar hacia el otro.

Que el Gobierno sea incapaz de sacar un presupuesto en tiempo, que lo pacten con el PP y que no sean capaces de ejecutarlo es grave, pero la verdadera dificultad que tiene esta administración, y por ende la ciudad, es otro. El problema que deberían de abordar con determinación y sin demagogias es la revisión del plan de ajuste y su consonancia en la relación de puestos de trabajo la RPT.

No quiero parecer compasivo con el gobierno, ya que poco han hecho para solucionar esto, pero el plan de ajuste y la RPT son el verdadero palo en la rueda. Yendo a lo más visible, en una legislatura sin terminar hemos cambiado o perdido, a un interventor jefe del área económica, a un secretario jefe de lo administrativo, a la viceinterventora, a un vicesecretario, al jefe de bienestar social, al jefe de educación, de manera dolorosa al jefe de policía, al jefe de participación, al jefe de compras, a la jefa de control presupuestario, a la jefa de servicios generales y de manera menos visible pero igual de necesarios muchísimos puestos más. Por suerte algunos jefes se han sacrificado y han podido continuar toda la legislatura, como el de Medio Ambiente.

Algunos puestos se han amortizado, otros se han repuesto de manera precaria y otros siguen vacantes, esto es una realidad que no hemos querido afrontar, al igual que muchas otras. Imagínense una empresa con estos cambios el nivel de reajuste que necesitaría. ¿Qué han hecho nuestros políticos? Mirar hacia otro lado. Mirar sus respectivos ombligos y buscar el interés partidista de esta crisis en el área de personal.

Crisis no olvidemos intencionada, cuanto menos cubren nuestros funcionarios, más obligados estamos a privatizar, es decir a contratar servicios externos, lo que supone más precariedad laboral, pérdida de recursos y, si no fiscalizamos bien los contratos, a la corrupción. Hacer vuestras campañas, pero El Puerto necesita unión y altura de miras.