Tiempo de elecciones.

Tiempo de elecciones.

García de Romeu (Tribuna libre).- De las cosas más sorprendentes de la política, me quedo con la tibieza de campaña. Todos los partidos políticos, sin excepción, saben que el número de escaños, los votos, y el apoyo popular, dependen del discurso, la imagen y las formas que se adopten, y así, nos encontramos con los bailes, caribeños, de toda la clase política.

Vemos al conservador sacando pecho en pro de tendencias más progres, ridiculizando el extremismo de otro, y garantizando paz y seguridad. Vemos al radical saliendo de la barricada, y sosegando su discurso en pro del progreso y la integración.

La realidad bien pudiera ser distinta, y si realmente los políticos fueran sinceros, nos asombraría ver los pocos que son de izquierda, cada cual, desde sus posturas, supongo que tendrán buena voluntad, pero el odio del discurso interno, ese discurso de barra de bar, de sede, de pequeña reunión no sale. No sale a la luz esa frase encendida del radical incendiario que cambiaría todo y sometería al país a un yugo de hierro para dejar todas las empresas en manos del estado, de modo que solo unos pocos vivieran bien, gracias a un falso reparto equitativo de la riqueza ajena, que no de la propia (que por supuesto se amasa para el bien de la revolución y atender a los mas necesitas…. Si los hubiere).

Tampoco sale a la luz la de aquellos que consideran que solo los que se esfuerzan tienen derechos, olvidándose de que no todos tienen las mismas capacidades, oportunidades o medios, pero que las necesidades son comunes a todos; esos que dicen que el fin justifica los medios, privatizando todo al mejor postor, y bajo estrecha vigilancia de ese falso bienestar que ha de proporcionar al estado. Al final, tanto un radical como otro, ven que la única forma de llegar es engañando a la amplia mayoría de la gente, a esa amplia masa de gente normal que solo quiere vivir en paz… se aprovechan de quienes aún confían, buscan el voto, suavizan el discurso, y buscan, como si de un juego se tratasen, esa frase mágica que a todos contente, el secreto…. Decir justo aquello que en ese momento quien le escucha quiere escuchar… dando igual si realmente es factible, lógico, real o prudente.

Realmente, nadie se quita la máscara, y el teatro comienza su andadura, ojo, solo con aquellos protagonistas que han dicho lo que aquellos que ya están quieren escuchar, porque en este democrático país, solo tienen derecho a llegar a la política, aquellos que entran en el juego, en ese juego en donde resulta que obtiene un escaño quien tiene menos escrúpulos, quien, aun valiendo, como los hay, no ponen en duda que llegado el momento harán lo que tienen que hacer, no lo que deben hacer…

Por eso no me sorprenden los partidos emergentes, que al fin y al cabo, son aquellos que crean aquellos que no tuvieron cabida, supieron aprovechar el momento y ahora ya, a toro pasado, imponen la disciplina de partido…. O no?

Entramos pues en rampa de salida, y después de ver la realidad en Ayuntamientos y comunidades, después de ver el comportamiento una vez obtenido el poder, una vez que se ha pisado el polvo y se puede volver a pisar, llega el momento de los tibios… el momento de decir lo que todos queremos escuchar, el momento de las falsas promesas, el momento de volver a no querer decir ni apoyar pero luego decir lo que realmente se piensa.

 Nunca los tibios triunfaron… pero mientras dure… seguirán viviendo de nosotros.